Mientras se celebraba la Apertura del Año Judicial en el salón de actos del Tribunal Supremo, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, estaba apoyando a la madrileña Isabel Díaz Ayuso en Arganda del Rey. Precisamente a Ayuso, a cuyo novio, Alberto González Amador, es a quien presuntamente espió el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.
Bueno, y lo de Pedro Sánchez, que no da puntada sin hilo, es mejor: visitó la base de las llamadas brigadas forestales... ¡en Castilla y León! Es decir, justo en la comunidad autónoma donde esas brigadas se han revuelto contra el presidente de la comunidad, el popular Alfonso Fernández Mañueco.
Mayor dignidad laboral y salarial. Más recursos y más seguridad.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) September 5, 2025
Ese es el compromiso del Gobierno con quienes han trabajado en primera línea en la peor ola de incendios forestales de nuestra historia reciente
Gracias a las BRIF y a todos los servidores públicos. pic.twitter.com/Oiugm0evA5
Es igual, la estrella de la Apertura del Año judicial era Álvaro García Ortiz, fiscal general del Estado imputado, quien esta haciendo buena a Lola Delgado, su antecesora, lo cual, no me lo nieguen, nadie se lo esperaba.
Pero aquí nadie tiene límites, a pesar de boicot incluso de los propios fiscales, Ortiz tuvo el descaro de pronunciar un discurso que más parecía un mitin sanchista. No faltó de nada: ni el explícito apoyo a la reforma que pretende el ministro Félix Bolaños, ni lo grave que resultan los delitos ecológicos ni la violencia contra la mujeres.
Bueno sí, faltó algo: faltó una relación al delito más creciente y más alarmante de todos desde que Sánchez llegó a La Moncloa: los delitos sexuales, las violaciones a mujeres. Desde 2018 el número de denuncias por violación se ha triplicado.
Pero claro, un fiscal gubernamental no puede reparar en ello, recuerden que representa a un Gobierno feminista, gran protector de la mujeres, cuyo lema es la igualdad y que lucha denodadamente contra el machismo... sólo que no parece tener mucho éxito.
Por lo demás, decepcionante la aportación de Isabel Perelló, presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo: si defiendes la justicia de Sánchez y de Bolaños, denuncia, con nombres concretos, de quién la estás defendiendo. De otra forma, estás culpando a todos.
Vivimos en las dos Españas, esperemos que no acabemos tirándonos los muebles a la cabeza.