El espectáculo protagonizado ayer por la fontanera del PSOE Leire Díez sigue dando que hablar. 

Para empezar, se negó a responder a preguntas de los periodistas (calificándose a sí misma como tal), lo que no es muy periodístico.

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Pero luego ha emprendido una ronda de entrevistas en diversos medios en los que, básicamente, vuelve a negar estar bajo las órdenes de nadie. Es decir, rechaza haber estado a las órdenes de Pedro Sánchez cuando buscaba trapos sucios de profesionales (guardias civiles jueces, fiscales) que, ¡oh casualidad!, investigaban el entorno del presidente del Gobierno o intervenían en causas que podían afectarle políticamente. 

Pero con su comparecencia de ayer y con sus entrevistas de hoy, Díez ha conseguido lo contrario de lo que buscaba: si lo que pretendía era tratar de desviar el tiro y que se culpase al PP o a un bufete de abogados de las filtraciones de los audios, etc., lo que el hecho en sí -unos audios en los que ella ofrecía dádivas judiciales, como pactos con la fiscalía, a cambio de informaciones comprometedoras para esos profesionales- significa es que el Sanchismo ha colonizado las instituciones del Estado al servicio de su único propósito, mantenerse en el poder. Es decir, ha expuesto la utilización del Estado por el Gobierno: el comienzo de toda tiranía.

Además, tiene ya a buena parte del PSOE en contra, exceso a su 'guardia de corps', claro. 

Por ejemplo, ayer, además del adelanto electoral solicitado por el presidente de Castilla La Mancha, Emiliano Garcia Page, el también socialista Tomás Gómez vaticinaba en Trece que Sánchez "va a salir mal del Gobierno" y "con problemas judiciales". Y considera que el episodio de Leire Díez es "la gota que ha colmado el vaso" y que "mete de lleno al PSOE en el barrizal".  

Hoy, en la tertulia de la SER, el socialista Eduardo Madina literalmente "alucinaba" con el espectáculo ofrecido ayer y se preguntaba "qué le ha pasado al PSOE". 

En términos similares se expresaba la senadora del PSOE y expresidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien criticaba el "espectáculo bochornoso" de esa mujer, que "debía estar fuera del PSOE desde que se conoció todo". "Me quedo fría. Este espectáculo no se lo merece el PSOE, ni los militantes, ni nuestros votantes, ni los españoles. Me ha parecido bochornoso". "Ahora mismo lo que siento es desolación". 

De momento, los socios de Gobierno de Sánchez mantienen un sonrojante silencio ante la corrupción y la cloacas socialistas. ¿Por qué? Porque les interesa que Pedro siga gobernando para poder sacarle todo lo que puedan antes de que caiga porque no se van a ver en otra igual.

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Hay que destacar en este sentido la hipocresía de Yolanda Díaz para la que todo este escándalo tan solo merece una "conversación" con el presidente. Si esto le hubiera estallado a un Gobierno de derechas, Díaz ya estaría hiperventilando. 

Desde el lado de la oposición, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, explicaba que la intervención de la “fontanera” fue “la cloaca peleándose con el fango en directo” y ha asegurado que “sonrojó a España”. “Solo faltaban Koldo y Ábalos con un puro detrás”. También ha acusado al Gobierno sanchista de actuar como “una mafia” que presiona “a jueces, a la Guardia Civil, a fiscales y a la prensa”.

Por su parte, el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, le ha respondido al presidente socialista de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (que ayer pidió un adelanto electoral): "Tiene una opción también para provocar lo que él defiende y es que por Castilla-La Mancha en el Congreso de los Diputados tiene ocho diputados socialistas que pueden actuar en defensa de lo que el señor Page dice. Y esto no hace falta que suceda nada, sino que simplemente reaccionen".

En este post, el PP destacaba lo siguiente: