Óscar Puente insiste en su penúltima maniobra, es decir, en castigar a Talgo. Ahora necesita más trenes para Renfe... pero apuesta por los de Siemens, Alstom, CAF y Stadler.

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Decíamos que el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible extiende su caraduda, pues tras vetar la OPA de los húngaros de Ganz Mavag en Talgo y regalar la empresa a los vascos del PNV (en concreto, a la siderúrgica Sidenor y otros socios) con dinero de todos los contribuyentes a través de la SEPI, ahora busca nuevos trenes ¡en Alemania! Y es que viajará a las fábricas del gigante industrial alemán Siemens.

El ministro Puente ha referido que necesita más trenes en Renfe, tanto de alta velocidad como de media distancia, pues “el material disponible es el mismo desde 2008, con la excepción de los nuevos trenes de la Serie 106”. Estos últimos son los famosos trenes Avril fabricados por Talgo, que entregó a Renfe con retraso y por eso se llevó una multa de 116 millones de euros por parte del operador ferroviario. Recientemente, el ministro ha puesto fin al servicio de alta velocidad low cost que Renfe realizada con el Avlo en la ruta Madrid-Barcelona, porque el modelo era una ruina... aunque él ha preferido culpar a los problemas de los trenes Avril de Talgo que usaba el Avlo.

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El operador ferroviario depende del Ministerio de Transportes y parece que se preparan nuevas compras de trenes al grupo alemán Siemens, el francés Alstom, el vasco CAF y el suizo Stadler, como avanza Expansión. Todos ellos tienen fábricas en nuestro país y crean empleos industriales, donde producen trenes, excepto Siemens, que lo hace en Alemania y aquí sólo produce componentes ferroviarios en su planta de Cornellà de Llobregat (Barcelona). Asimismo, estos fabricantes cuentan con una elevada diversificación, al dedicarse a trenes de alta velocidad y también de media distancia, cercanías, tranvías, etc. Y en esto de la diversificación sacan también algo de ventaja a Talgo, que ha estado durante años más centrada en alta velocidad, eso sí, ahora su principal problema no es el cambio en el accionariado, tras recibir dinero de los vascos y de la SEPI, sino la falta de capacidad industrial... y no parece que su solución esté cerca. 

Y en el entretanto, el ministro de Transportes sigue obviando las numerosas averías e incidencias ferroviarias.