Tras meses de caos ferroviario e insistir en que el tren “vive el mejor momento de su historia”, parece que, por fin, el ministro Óscar Puente ha empezado a tomarse el tema con algo más de seriedad. Después de hablar de nuevos trenes, ahora invertirá 1.000 millones de euros en modernizar los talleres de mantenimiento de Renfe, después de gastarse dinero de todos los contribuyentes de nuestro país en un podcast, un gimnasio… y nombramientos.

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Hace mes y medio, consciente de la necesidad de nuevos trenes, el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible decidió apostar por los de Siemens, Alstom, CAF y Stadler,… pero al mismo tiempo, castigar a Talgo. Ahora pretende invertir en los talleres de mantenimiento de Renfe. Los dos movimientos son positivos, aunque no debería excluir a Talgo, y menos cuando el Gobierno central le ha inyectado dinero público… y se lo regalará al Gobierno vasco para tener contento al PNV.

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Eso sí, tanto los nuevos trenes como las inversiones en mantenimiento, se conocen después de varios gastos innecesarios. Por ejemplo, los 39.000 euros del podcast sobre el impacto de las infraestructuras en los ciudadanos, que consta de ocho episodios y donde el más visto es el dedicado al ferrocarril (que supera las 1.200 visualizaciones). Otro ejemplo es el gimnasio montado en el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible… y sin olvidar varios nombramientos.

Dejando a un lado el tema ferroviario, cabe destacar que el ministro Puente fue el único miembro del Gobierno que hizo el tradicional ‘corrillo’ con los periodistas en la recepción en el Palacio Real el día de la Fiesta Nacional... eso sí, justificó la rápida huida de Pedro Sánchez: “Querría comer con su familia”. Claro que no sólo el presidente del Gobierno se fue de dicha recepción poco después de saludar a los Reyes, sino también el resto de ministros (excepto Puente) e incluso hubo cuatro ausentes (Ana Redondo, Mónica García, Pablo Bustinduy y Sira Rego). 

Eso sí, en el desfile de las Fuerzas Armadas, el ministro Puente estuvo menos correcto... y no reparó en bostezos.