La médica y política alemana Ursula von der Leyen, que preside la Comisión Europea desde diciembre de 2019, se ha movido esta semana al estilo del general y estadista francés Charles de Gaulle. Y es que ahora quiere echar un capote a la industria europea… y pide reducir los altos impuestos a la electricidad que soporta. A buenas horas, mangas verdes, esperemos que no sea demasiado tarde.

De Gaulle vivió y participó en la Primera Guerra Mundial y en la Segunda Guerra Mundial. En esta última, se erigió como líder de la resistencia francesa y llegó a presidir el Gobierno provisional de la República desde el exilio en Londres. Esta vez cabe destacar que promulgó una nueva constitución que, una vez aprobada en referéndum, dio paso a la Quinta República, de la que fue su primer presidente y la cual sigue en vigor, con Emmanuel Macron al frente desde mayo de 2017. Durante la Guerra Fría, De Gaulle apostó por que Francia fuera una potencia que no dependiera de otros países para su seguridad y su prosperidad, optando por retirarse de la OTAN, aplicar un fuerte control estatal dentro de una economía capitalista y lanzar un gran desarrollo de la energía nuclear. Así, se propuso que el país contara con las mayores empresas públicas y lo consiguió favoreciendo que no hubiera huelgas, apostando por buenos sueldos, pocos impuestos y un buen precio de la energía (en concreto, más barata gracias a la nuclear).

De Gaulle se propuso que Francia contara con las mayores empresas públicas y lo consiguió favoreciendo que no hubiera huelgas, apostando por buenos sueldos, pocos impuestos y un buen precio de la energía (en concreto, más barata gracias a la nuclear)

Von der Leyen parece que se ha inspirado en parte en el estilo del general De Gaulle, quien se puede considerar que impulsó la Unión Europea, al lograr reconciliar a Francia y Alemania con el Tratado del Elíseo en enero de 1963, y reforzar la cooperación entre ambos países. Ahora, la presidenta de la Comisión Europea ha pedido a los jefes de Estado o de Gobierno de la UE a través de una carta que reduzcan los excesivos impuestos sobre la luz, que son 15 veces superiores a los que tiene el gas para la industria, y cinco veces mayores para los hogares,… y todo esto lastra la transición energética, la electrificación y la recuperación de la competitividad perdida ante EEUU y China. Y no olviden que esta última era una de las cosas que propusieron Enrico Letta y Mario Draghi, en los informes que presentaron en abril y septiembre de 2024, respectivamente y que llevaban por título ‘Mucho más que un mercado’ y ‘El futuro de la competitividad europea’, pero, por ahora, ambos se han quedado algo dentro del cajón de Bruselas.

En la carta, a la que ha accedido El Mundo, Von der Leyen ha subrayado que la elevada carga fiscal de la luz “va en contra de nuestra necesidad de electrificar masivamente. Y como todos sabemos: la electrificación debe estar en el centro de nuestra competitividad, seguridad energética y objetivos climáticos”. Cabe recordar que los altos impuestos a la energía son una de las razones del declive de la industria de la UE, que ha provocado ajustes de plantillas, cierres, deslocalizaciones… y pérdida de peso dentro del PIB mundial (del 25% a cerca del 15%). De hecho, esta industria paga una electricidad un 158% más cara y un gas un 345% más caro que la industria de EEUU, como reflejó el informe elaborado por la consultora beBartlet y Our New Energy (ONE) hace unos meses.

La Comisión Europea ha propuesto medidas urgentes para reducir los precios de la energía… y echar un capote a la industria… y también a los hogares. “Es nuestra responsabilidad compartida, junto con los Estados miembros, redoblar los esfuerzos y ofrecer soluciones concretas con rapidez”, ha señalado el comisario europeo de Energía y Vivienda, Dan Jorgensen. Entre las medidas, se habla de: aprovechar las ayudas estatales para reducir los impuestos a la energía, usar más los fondos de cohesión de la UE, inversiones en redes y almacenamiento, agilizar la tramitación de permisos, diversificar el suministro, aumentar y mejorar las interconexiones, y acercarse al Banco Europeo (BEI) y a bancos de promoción para aprovechar fondos y reducir los riesgos de los acuerdos de compraventa de energía a largo plazo (más conocidos como PPA, por sus siglas en inglés).

Unas medidas en las que España debería aplicarse, y en especial, lo deberían tener en cuenta la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús (Marisu) Montero, y la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen. Y es que en nuestro país la carga fiscal de la luz es 19 veces superior a la que soporta el gas, como ha apuntado el último informe de WindEurope, la asociación de la industria de la energía eólica europea. Recuerden que el Gobierno Sánchez recuperó el Impuesto a la generación eléctrica del 7% e incluso aplicó un gravamen extraordinario (conocido como impuestazo) al sector energético. Y no olviden que Aagesen quiere cometer el tremendo error de cerrar las centrales nucleares españolas.