¡Preparen los bolsillos! Ese es el mejor consejo ante el escenario de precios energéticos presente y futuro. Y es que el crudo seguirá al alza… y por tanto, también los carburantes (gasolina y gasóleo), pero ojo, porque la mitad de su precio son impuestos.

La semana pasada el barril de Brent, de referencia para Europa, superó los 90, 91 y 92 dólares, récords que no se veían desde 2014, y ahora ya sobrepasa los 93. Muchos analistas estiman que su precio seguirá subiendo en los próximos meses y que en el conjunto del año será superior al de 2021, a pesar de que algunos (los de JP Morgan y Bank of America) prevén que bajará ligeramente en el tercer trimestre. 

El alza del crudo ya se nota al llenar el depósito del coche, con nuevos máximos en los precios de los principales carburantes que usan los automóviles -gasolina y gasóleo-. Pero antes de entrar en detalles, conviene recordar que casi la mitad de sus precios son impuestos (en concreto, un 49% y un 45%, respectivamente), como pueden ver en el gráfico de la Asociación Española de Productos Petrolíferos (AOP). En concreto, el IVA y el Impuesto Especial de Hidrocarburos. Eso sí, hasta ahora ni la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ni la titular de Hacienda y Función Pública, María Jesús (Marisu) Montero, han señalado que vayan a hacer algo al respecto para que a los ciudadanos les cueste menos llenar el depósito. ¡Ole, las socialistas! Y el resto de componentes de los precios de los carburantes son: el coste al por mayor, porque el crudo se refina y se fabrica gasolina y gasóleo que también tienen precios internacionales de referencia; y los costes de distribución y márgenes, donde se agrupa el coste de las estaciones de servicio, el de su transporte hasta estas, el de su almacenamiento, el coste adicional del biocarburante y el coste de la aportación al Fondo Nacional de Eficiencia Energética.

2021 se cerró con España teniendo un precio de la gasolina un 22% superior y siendo la cuarta más alta de la Unión Europea. Y en 2022 no ha cambiado la tendencia, su precio medio encadena ya cinco semanas consecutivas al alza, superando los máximos de septiembre de 2012, y llenar un depósito medio (unos 55 litros) sale un 25% más caro. Claro que el diésel no se queda atrás y repostar el vehículo con este carburante es un 28% más caro.

Y ojo, la subida de los carburantes se suman a las que sigue viviendo la luz, el gas natural, la bombona de butano, etc., etc., etc. Y ojalá no haya problemas con el suministro de gas: España tenía cierta tranquilidad ante una invasión rusa en Ucrania, pero ahora juega con Marruecos... y podría enfadar a Argelia, su principal proveedor de gas. Mientras, Biden se apunta al peligroso blanqueo de Catar: será “aliado principal al margen de la OTAN” y le ayudará a suministrar gas a Europa.