Desde hace unos días se está celebrando en Belém (Brasil), la 30ª edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (también conocida como la COP30), y allí no va a gustar el giro dado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Y es que en su último informe, ‘Perspectivas Energéticas Mundiales 2025’, apunta que la demanda de petróleo seguirá creciendo, al menos, hasta 2050. Por tanto, ya no cree que se vaya a dar el pico de demanda esta década que anunció anteriormente.
Esta agencia adscrita a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y dirigida por Fatih Birol ha explicado que el citado giro se debe a varios motivos. Por un lado, las modestas ganancias en eficiencia energética; por otro, una adopción del vehículo eléctrico menor a la prevista; y por otro, el mayor consumo de petróleo en los mercados emergentes (en especial, en el transporte por carretera, las materias primas petroquímicas y la aviación).
En el informe, la AIE vuelve a incluir el ‘Escenario de Políticas Actuales (CPS)’ -que no publicaba desde 2020- y que recoge las medidas recogidas en la legislación y la normativa vigentes. Ahora prevé que la demanda de petróleo aumente a 113 millones de barriles diarios para 2050, lo que supondría casi un 14% más respecto a 2024. Un crecimiento en el que influye la mayor demanda de India y África, a pesar de la menor demanda en China, que desde 2010 ha representado la mitad del aumento de la demanda mundial de petróleo y gas. Y todo esto dentro de un contexto donde llevamos varios meses con la alianza de productores OPEP+ (es decir, la OPEP -encabezada por Arabia Saudí- más el grupo de países aliados que dirige Rusia) anunciando consecutivos aumentos de producción, frente a los recortes que había practicado anteriormente.
Respecto a la adopción de los vehículos eléctricos, la AIE pronostica que será menor a la esperada, excepto en China y Europa, donde las ventas seguirán creciendo. No olviden que la baja demanda de este tipo de vehículos y sus altos costes de venta y de producción son algunos de los motivos de que haya estallado la crisis mundial del automóvil. La citada agencia estima que para 2035, los vehículos eléctricos supondrán cerca del 40% de los más de 100 millones de turismos vendidos.
La AIE apunta que los riesgos energéticos tradicionales que afectan la seguridad del suministro de petróleo y gas se ven ahora acompañados de vulnerabilidades en otras áreas, sobre todo en las cadenas de suministro de minerales críticos debido a la alta concentración del mercado: un solo país (China) es el principal refinador de 19 de los 20 minerales estratégicos relacionados con la energía, con una cuota de mercado promedio de alrededor del 70 %. Estos minerales son vitales para las redes eléctricas, las baterías y los vehículos eléctricos, pero también desempeñan un papel crucial en los chips de inteligencia artificial, los motores a reacción, los sistemas de defensa y otras industrias estratégicas.
Global energy security faces an unprecedented range of risks & uncertainties across multiple fuels & technologies
— Fatih Birol (@fbirol) November 12, 2025
The new @IEA World Energy Outlook’s scenarios show the synergies & trade-offs with other priorities like affordability, access & climate ➡️ https://t.co/VJyE5CRGr2 pic.twitter.com/jdfvpVug3O
“Si analizamos la historia del sector energético en las últimas décadas, no hay otro momento en que las tensiones en materia de seguridad energética hayan afectado a tantos combustibles y tecnologías simultáneamente; una situación que exige el mismo espíritu y la misma atención que demostraron los gobiernos al crear la AIE tras la crisis del petróleo de 1973”, ha referido Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE. “Dado que la seguridad energética es una prioridad para muchos gobiernos, sus respuestas deben considerar las sinergias y las contrapartidas que pueden surgir con otros objetivos políticos, como la asequibilidad, el acceso, la competitividad y el cambio climático”.
En paralelo, Birol ha señalado que “el año pasado afirmamos que el mundo avanzaba rápidamente hacia la Era de la Electricidad, y hoy es evidente que ya ha llegado”. “A diferencia de la tendencia de la última década, el aumento del consumo eléctrico ya no se limita a las economías emergentes y en desarrollo. El vertiginoso crecimiento de la demanda por parte de los centros de datos y la IA también está impulsando el consumo eléctrico en las economías avanzadas. Se prevé que la inversión mundial en centros de datos alcance los 580 000 millones de dólares en 2025. Quienes afirman que «los datos son el nuevo petróleo» observarán que esta cifra supera los 540 000 millones de dólares que se invierten en el suministro mundial de petróleo, un ejemplo contundente de la naturaleza cambiante de las economías modernas”. Eso sí, ha insistido en que un aspecto crucial para la seguridad energética en la citada era es la velocidad de implementación de nuevas redes, sistemas de almacenamiento y otras fuentes de flexibilidad para el sistema eléctrico. Por el momento, algunos de estos elementos se encuentran rezagados. Si bien las inversiones en generación de electricidad han aumentado casi un 70% desde 2015, el gasto anual en la red eléctrica ha crecido a menos de la mitad de ese ritmo.
La AIE ha destacado que las energías renovables crecerán más rápido que cualquier otra fuente de energía importante, lideradas por la solar fotovoltaica, mientras que otro elemento común en todos los escenarios es el resurgimiento de la energía nuclear, con un aumento de la inversión tanto en centrales tradicionales a gran escala como en nuevos diseños, incluidos los pequeños reactores modulares, por lo que, tras más de dos décadas de estancamiento, se prevé que la capacidad mundial de energía nuclear aumente al menos un tercio para 2035. Recuerden que hace unos meses, en Madrid, el propio Birol recomendó al Gobierno Sánchez que no cerrara las nucleares españolas.