Elon Musk, cofundador y jefe de Tesla, así como de otras compañías (Space X, Neuralink…), insiste en ser adalid de la libertad de expresión en estos tiempos en que impera la censura del Nuevo Orden Mundial (NOM) y de todo lo políticamente correcto que impulsa. Y es que ha informado a la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de EEUU -es decir, la CNMV de allí- de que ya tiene unos 43.000 millones de euros para financiar la compra de Twitter, de la que hace unas semanas se convirtió en primer accionista y expresó su deseo de comprarla, pero se ha quejado de que aún no ha recibido ninguna respuesta por parte de la red social.

“Invertí en Twitter porque creo en el potencial de ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia funcional. Sin embargo, desde que hice mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni servirá para este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse en una empresa no cotizada”, señaló Musk en la carta que envío al consejo de administración de la red social, donde presentaba la oferta valorando la compañía en unos 43.394 millones de dólares (39.803 millones de euros). Ahora da un paso más al informar a la SEC de que cuenta con la financiación para lanzar una opa sobre la red social (una opción que está estudiando) o negociar la transición de compra: Morgan Stanley y otras entidades aportarán unos 23.536 millones de euros en forma de préstamos y líneas de crédito, y el propio Musk se ha comprometido a aportar unos 19.383 millones para cubrir todos los montos pagaderos en relación con la transacción más los cargos y gastos relacionados.

En la defensa de la libertad de expresión, Musk, que es el hombre más rico del mundo según la lista Forbes, se ha atrevido a plantar cara a la censura del NOM y al negocio publicitario de los gigantes de Internet. Conviene tener en cuenta que este último negocio ha puesto en peligro a la prensa y ha acorralado a la información libre: su principal dueño es Google, y ahora también se sumará Netflix. Además, Musk tampoco ha tenido reparos en enfrentarse a la plataforma de streaming, que se ha llevado en los últimos días un fuerte desplome bursátil al perder suscriptores, aludiendo a que su crisis se debe al “virus woke” que impulsa. Es decir, a la nueva corriente ideológica de la progresía que surgió en EEUU para referir la conciencia sobre el racismo, pero desde hace meses, se ha extendido también a cuestiones relacionadas con el género y la orientación sexual

Paralelamente, la comunicación de Musk a la SEC coincide con que un juzgado de Barcelona obliga a Twitter a desbloquear una cuenta y devolvérsela al usuario, tras haberle causado un daño moral, y fija una multa de un euro por cada día que se demore el restablecimiento de dicha cuenta. El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Barcelona reconoce los derechos morales del demandante sobre el contenido, después de que este denunciara que la red social le impedía acceder a su perfil, tras extraviar su contraseña, pero su perfil estuviera asociado a un correo electrónico había sido dado de baja. Solicitó a Twitter acceso a su perfil, ofreciendo identificarse de diversas maneras, pero la red social lo rechazó alegando que no era posible corroborar su identidad. En el fallo judicial, se ha estimado la petición de daño moral, aunque se ha matizado que no se vulneraron derechos de propiedad intelectual: “La conducta de Twitter se reduce a denegar el acceso a la cuenta, no a cuestionar su contenido”.