En este contexto de crisis mundial del automóvil, BMW no es ninguna excepción... Por ello, seguirá sin fabricar en España, donde sólo le gusta vender, como hacen la mayoría de las marcas asiáticas. Y ahora tiene buena excusa para ello, pues ha obtenido menos ingresos, beneficio operativo (ebit) y beneficio neto en los nueve primeros meses del año, pese a mayores ventas.
El fabricante automovilístico alemán que dirige Oliver Zipse ha notado el impacto de los tipos de cambio, los aranceles, la fuerte competencia y las menores ventas en China (-11%). Sus ingresos han descendido un 5,6%, a 99.999 millones de euros. En esto no sólo han influido los tipos de cambio y la fuerte competencia de las marcas chinas, sino la menor producción (1,857 millones de unidades, un 6,4% menos). Sin embargo, las ventas se han incrementado un 2,4%, a 1,796 millones de unidades, gracias al fuerte crecimiento de Mini (+23,7%, a 206.252 vehículos) y el alza en Rolls-Royce (+3,3%, a 4.100), frente al estancamiento de BMW (1,585 millones, un 0,1% más).
Por su parte, el ebit ha caído un 16,2%, a 8.064 millones. El margen de rentabilidad operativa ha bajado al 5,9% en el negocio automovilístico al verse lastrado por los aranceles de EEUU y de la UE (estos a la importación de vehículos eléctricos chinos) y ha subido al 10,8% en el de motos. Y el beneficio neto se ha reducido un 6,8%, a 5.712 millones, pese a la fuerte mejora en el tercer trimestre (+256,5%, a 1.697 millones), periodo en que “hemos demostrado de nuevo lo sólido y sostenible que es nuestro modelo de negocio”, ha destacado Zipse.
No hay que olvidar que hace casi un mes, BMW rebajó sus previsiones. Ahora, el director financiero del grupo alemán, Walter Mertl, ha anunciado que también bajarán los costes e inversiones en el cuarto trimestre, algo que han venido haciendo en los últimos meses. Eso sí, en bolsa, sí que han recibido algo de alegría: su cotización sube un 5%.