El investigador hispano-venezolano David Placer contó en el libro 'El dictador y sus demonios: la secta de Nicolás Maduro que secuestró a Venezuela', publicado en el año 2019, que la superstición y la brujería forman parte de la dictadura y de las prácticas habituales del dictador venezolano Nicolás Maduro.
Y no es de extrañar, porque el chavismo ha construido en Venezuela una sucursal del infierno, practicando la violencia, las torturas y los abusos sexuales contra los venezolanos.
Pero lo peor es que esas prácticas, que en el fondo son satánicas, han llegado también a la población venezolana.
Y eso es lo que denuncia el fundador y presidente de la Asociación Nacional de Exorcistas de Venezuela, el sacerdote Ronny García, quien en una entrevista con Aciprensa ha alertado contra la creciente “participación de los laicos en ritos satánicos y en visitas a brujos”.
El padre García enfatiza que estas prácticas no son compatibles con la fe cristiana y recuerda que la Iglesia enseña que el espiritismo “puede abrir puertas a influencias espirituales que no provienen de Dios”. También asegura que los peligros de asistir a estas sesiones “son realmente muy graves”.
Y es que, advierte, “quienes participan se van a exponer siempre a una confusión espiritual. También se vuelven vulnerables psíquica y emocionalmente. Por supuesto, también está la influencia demoníaca, porque al invocar a estas entidades se abren espacios al maligno”.
Por otra parte, conviene recordar que una vertiente del indigenismo es el culto a la 'madre tierra' o a deidades o espíritus ancestrales, detrás de los cuales se esconde, en no pocas ocasiones, lo demoníaco.
Sin ir más lejos, es lo que los españoles se encontraron al llegar a América, reflejado en las prácticas diabólicas de los sacrificios humanos, justificadas en el culto a unos dioses crueles y sanguinarios. Esa violencia y esas prácticas son las que los españoles se esforzaron en erradicar a su llegada a esos imperios, como el azteca o el inca.
Y por eso ahora, los indigenistas invocan esas creencias ancestrales, como una manera de desligarse de la fe cristiana que fue llevada por los españoles. Y por eso, de paso atacan también el legado español en América, porque el mayor de ellos fue la fe cristiana.
¿Y qué se encuentra detrás de todo esto? La labor del diablo, empeñado en hacer olvidar en Hispanoamérica el nombre de Jesús y el de su madre, María…