Sumar no suma, ni sumará. Sumar definitivamente resta a favor de Sánchez. Sumar es el regateo político de Podemos ante una debacle y destrucción del proyecto político de Pablo Iglesias que, como un mal capitán, salió huyendo el primero ante el hundimiento. Sus dirigentes saben que está en absoluta descomposición, un cadáver que hiede y que solo quedan las feministas enloquecidas como Irene Montero, Ione Belarra y Ángela Rodríguez Pam para desvestir al santo, a precio de oro si juzgamos su labor política y lo que cobran.

¿Alguien cree todavía que ese enfrentamiento entre Yolanda Díaz y Podemos es verdad? En política los hechos y los tiempos no son sin querer. Estoy convencido de que es una escenificación con luces y taquígrafos para provocar escándalo, drama y división (el tridente de actuación de la izquierda desde hace décadas), una estrategia de los dirigentes morados para seguir enganchados a la mamanduca del dinero público ante el desahucio político de su partido. Son los que llegaba para regenerar la política española y sólo lo han conseguido ellos: pisos millonarios, sueldos estratosféricos, visten de marca y viajan a costa del erario público… ¡Quién da más! Son ellos, los dirigentes de Podemos -incluida la misma Yolanda Díaz -, que parecen muy preocupados.

Algo que llama la atención en la fashion presentation de Sumar, el pasado día 2 de abril, Domingo de Ramos para más señas, era la cantidad de caras conocidas de personajes de Podemos, arrellanando el culo para el sillón porque llega el fucsia, la versión chic del morado de donde provienen todos. Yolanda, rodeada de caras emocionadas que aplaudían frenéticas a la nueva esperanza comunista de salón. Un nuevo giro de cuello hacia la izquierda con el que terminarán desnucados los votantes incondicionales tarde o temprano, aunque todo sea porque no gobierne la derecha, ¡qué tiene bemoles la cosa!

Si la opción de Yolanda Díaz llegara a ver la luz, la izquierda se cuartearía más, y las posibilidades de un nuevo gobierno de coalición, aunque sea Frankenstein como este, será una opción más difícil

Pedro Sánchez y el sanchismo tratan de frenar los caballos y dice que «somos -el PSOE- el único proyecto con cuadros y programa». “Cuadros” y “programa”. No me digas más, sólo hay que ver su legislatura récord en decretos leyes: mentiras, pactos vergonzantes, leyes que descomponen a las instituciones y quiebra económica por generaciones… El Partido Popular, pancho y despreocupado, dice que a quien le tiene que hacer temblar es «a Podemos, a Pablo Iglesias e Ione Belarra» y «también debería preocupar a Pedro Sánchez porque ojo con las marcas blancas». Vox piensa que «Sumar es un proyecto “artificial” al servicio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez» y Ciudadanos tilda al proyecto de la siguiente manera: «Es un partido comunista maquillado y me niego a que se siga engañando a los españoles con este lavado de imagen del comunismo». En definitiva: una red de interés aparentemente desinteresado por esta eclosión política justo a las puertas de un año de elecciones en las muchos ven que se está moviendo el suelo bajo sus pies.

Pero nos tenemos que preguntar qué hay realmente bajo esta situación. Por ejemplo, si la opción de Yolanda Díaz llegara a ver la luz, la izquierda se cuartearía más, y las posibilidades de un nuevo gobierno de coalición, aunque sea Frankenstein como este, será una opción más difícil. Y no digamos nada de la permanencia en el tiempo. Que sale perdiendo Podemos, no cabe duda, pero que el PSOE piense que le beneficia es otra posibilidad que tampoco veo clara, porque el sanchismo sin un partido de ultraizquierda como Podemos al que embelesar, será difícil seguir gobernando.

El tacticismo de Moncloa pasa porque Sumar disuelva a Podemos y se haga suficientemente fuerte, tanto incluso como para desbancar a Vox como tercera fuerza política, quizá única posibilidad de renovar un pacto de gobierno con una socia más sumisa que no las dislocasde Podemos. Por eso, o eso creen en Moncloa, animan a seguir sola a Yolanda en su andadura que, en mi opinión, nacerá como un bebé enfermo y débil que cualquier matrona le daría pocas posibilidades de vida. Será manipulable y se dejará engañar con algún otro ministerio por su propio interés personal. Entonces terminará siendo canibalizada por el poder y desapareciendo entre la espuma del oleaje del acantilado.

Como la descomposición de su socio actual de gobierno, Podemos, hace daño a la imagen electoral al PSOE, en las ruedas de prensa tras los consejos de ministros, la portavoza Isabel Rodríguez, experta en propaganda, esquiva la pregunta sobre cómo ve el Gobierno el enfrentamiento Sumar-Podemos, o dicho de otra forma Yolanda-Ione, entonces esta arremete contra Alberto Núñez Feijóo. Todo muy… Pues eso, muy propagandístico.

La 'portavoza' Isabel Rodríguez, experta en propaganda, esquiva la pregunta sobre cómo ve el Gobierno el enfrentamiento Sumar-Podemos, o dicho de otra forma Yolanda-Ione, y entonces arremete contra Feijóo

España es un país de senda bipartidista, porque el espíritu de la Constitución y el proyecto democrático que se pergeñó desde Estados Unidos era así. Los españoles podemos adquirir una cierta posición frente a diversas opciones políticas temporalmente, pero al final el votante tiende a simplificar en izquierda o derecha, rojo o azul, PSOE o Partido Popular. Un bipartidismo cada vez más homogéneo, ya que se parecen cada vez más en sus posiciones políticas, económicas, sociales e internacionales. ¿Y esto por qué? Entre otras cosas porque España está sometida a los intereses geoestratégicos globalistas-progresistas en las que hemos perdido toda posición relevante de poder.

Sin duda 2023 nos traerá interesantes movimientos en el tablero de juego político. Los votantes, especialmente los zurdos, están desorientados con tantas variantes y líderes desquiciados por tener el cien por cien de la razón. La derecha sociológica, con ganas de salir de este nuevo bache nacional socialista. Unos buscando principios fuertes y definidos en Vox y otros ensoñándose con el voto útil, temerosos de que si no llega un PP fuerte volverá Sánchez con sus trampas a gobernar cuatro años más y entonces sí, definitivamente será el acabose.

Las 50 leyes del poder en El Padrino (ARPA), de Alberto Mayol. El poder está en la política... pero mucho menos de lo que parece. «La posición es más importante que las piezas», reza la ley 48 de El Padrino. La partida del poder se juega a diario en el trabajo, con los amigos, en el amor, en las relaciones con nuestros hijos o con nuestros padres. Si no sabes de poder, si eres analfabeto en la materia —nos advierte el autor— tu desgracia está cerca.

 Cómo usar la psicología para lograr poder político (Almuzara), de Daniel Eskibel. La derrota política es la escena más temida por los candidatos y sus equipos de campaña. La pregunta salta de inmediato. ¿En los medios de comunicación? ¿En alguna ciudad o distrito importante? ¿En algún segmento clave de la población? ¿En el contacto persona a persona? ¿En las redes sociales? ¿En la calle? No. Perdimos en el cerebro del votante. Este libro te lo cuenta.

No callar (TusQuest), de Javier Cercas. Este volumen reúne una selección de los mejores textos publicados del autor. En ellos aborda algunos temas de nuestro tiempo, como el auge del nacionalpopulismo, la crisis de la democracia liberal o el descrédito de la verdad, el secesionismo catalán o la llamada nueva política, la falsificación de la Guerra Civil, el franquismo y la Transición.