La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) ha decidido consagrar la nación al Sagrado Corazón de Jesús, en el año 2026, con motivo del 250º aniversario del nacimiento del país.
Mons. Kevin Rhoades, Obispo de Fort Wayne-South Bend, en el estado de Indiana, explicó que se trata de una ocasión “para recordar a todos nuestra tarea de servir a nuestra nación perfeccionando el orden temporal con el espíritu del Evangelio, tal como lo enseñó el Concilio Vaticano II”, recoge Aciprensa.
Rhoades añadió: “Hace cien años, en 1925, en su encíclica instituyendo la fiesta de Cristo Rey, el Papa Pío XI, basándose en la enseñanza del Papa León XIII, se refirió a la piadosa costumbre de consagrarse uno mismo, las familias e incluso las naciones al Sagrado Corazón de Jesús como una manera de reconocer la realeza de Cristo”.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús surge como consecuencia de las apariciones de Cristo a la monja francesa Margarita María Alacoque (1647-1690), acaecidas entre 1673 y 1675. Estas apariciones dieron lugar al origen de una devoción, al Sagrado Corazón de Jesús, que se ha constituido en la más importante en los últimos 400 años de cristianismo.
En Francia, recientemente, las autoridades trataron de censurar una película sobre esta devoción, titulada 'Sagrado Corazón. Su reinado no tiene fin', pero pese a ello, la película fue todo un éxito de taquilla.
Por otra parte, a partir de esta devoción -que no es cualquier devoción más, sino que es ‘la devoción’ por antonomasia para los católicos- algunas naciones se consagraron al Sagrado Corazón de Jesús en una ceremonia presidida por una importante autoridad civil del Estado.
En España, por ejemplo, el 30 de mayo de 1919 el rey Alfonso XIII consagró la nación al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles, centro geográfico del país.
Sin embargo, volviendo a Francia, tal y como ha contado el catedrático e historiador Javier Paredes en Hispanidad, en una de sus apariciones, el Señor le pidió a Santa Margarita María Alacoque que hiciera saber al rey de Francia, Luis XIV (1643-1715), que el Cielo quería que este país fuera consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, lo que la religiosa transmitió al monarca un 17 de junio de 1689.
Sin embargo, el rey Luis XIV, al igual que sus sucesores Luis XV (1715-1774) y Luis XVI (1774-1792) se negaron a consagrar públicamente Francia al Sagrado Corazón de Jesús, como se lo habían pedido desde el Cielo. Y un siglo después, estallaba la Revolución Francesa, que acabaría con la Monarquía.
No sabemos todavía la respuesta de Donald Trump a esta iniciativa de los obispos de su país -que por otra parte, va de suyo, por ser precisamente obispos católicos-. Pero, tratándose del actual presidente estadounidense, que no tiene ningún reparo en manifestarse como cristiano, no sería de extrañar que quisiese presidir la ceremonia.
Al contrario de lo que hizo el rey de España Felipe VI, que en 2019 no participó en la renovación de la consagración de España al Sagrado Corazón, como sí había hecho su bisabuelo, Alfonso XIII.