Les contábamos el miércoles que el desalojo del edificio B9 okupado por 400 personas en Badalona había dado comienzo. Era una promesa del alcalde, Xavier García Albiol, que en cuanto ha tenido el permiso judicial, ha devuelto la tranquilidad a los vecinos, respecto a lo que se había convertido en un foco de delincuencia. 

Pero también les contábamos que había personas que no lo veían con buenos ojos, por ejemplo Illa, que ha desplegado a personal de la Generalitat para que el desalojo se haga "con valores". Y no nos extraña, con lo buenos chicos que parecen.

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El desalojo ha concluido, y dos nuevas voces se han puesto del lado de los okupas. Para sorpresa de nadie encontramos a la tele pública catalana, TV3. En las noticias de medido día, el desalojo se convertía en una de las piezas principales, junto con Santos Cerdán y la peste porcina. 

El sentir de la noticia claro: "el ayuntamiento no realojará a las 400 personas que han malvivido", "las entidades denuncian la falta de atención de las personas que se han quedado en la calle". Ojo, todo culpa de Albiol, que no de Illa o Sánchez. TV3, sin ánimo de manipular, explicaba que el desalojo se inició "cuando todavía era oscuro" con "decenas de furgonetas de los Mossos". 

A las críticas se suman los Obispos catalanes: la Conferencia Episcopal Tarraconense (CET), que agrupa a las diez diócesis de la Iglesia Católica con sede en territorio catalán, ha afeado que "centenares de personas se han quedado en la calle, a la intemperie, en pleno invierno, sin que se haya contemplado ni siquiera una «tregua invernal» como se hace en otros países europeos".

Según los obispos, la respuesta "no puede ser el silencio ni la indiferencia", y piden "una respuesta inmediata". Además, exigen "un avance en la ley del sinhogarismo que hace meses se está tramitando con lentitud, ante un desafío que pide soluciones más ágiles".

En un populismo que no debería formar parte de un obispo aseguran rechazar "los relatos que las deshumanizan por el hecho de ser inmigrantes africanos, negros y pobres: esto es aporofobia y xenofobia. ¿No son personas?". 

Y claro, tanto la tele pública como los obispos, que es aún más grave, olvidan la delincuencia, los trapicheos, los conflictos y lo más llamativo: los okupas pueden estar en situación de vulnerabilidad, pero pueden salir de ella, a juzgar por las imágenes, la mayoría son fornidos hombres jóvenes, en edad de trabajar, con dos manos y dos pies, que podrían formarse y trabajar, ¿qué pasa con los que quieren seguir echándole cara y seguir siendo okupas, vegos y vulnerables? No es una cuestión de color, es una cuestión de justicia, con la propiedad privada y con el que aporta. 

El vulnerable debe ser aquel al que se refería San Pablo en su II Carta a los Tesalonicenses (3, 7-12): "Cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo. A esos les mandamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan".

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También lo dijo Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, quien situó la misma idea paulina como uno de los principios fundamentales del socialismo:"el que no trabaja, no come" ('El Estado y la Revolución' 1917).