Decíamos en Hispanidad que se está produciendo una islamización de las aulas, en regiones como Cataluña. “Quien quiera lengua árabe y cultura marroquí que se vaya a Marruecos”, subrayaba Joan Garriga Doménech (Vox Barcelona)

En 121 centros de Cataluña se imparten clases de Lengua Árabe y Cultura Marroquí. Y a nivel nacional, en 12 regiones ya se imparten clases de "árabe" financiadas por el régimen marroquí.

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Ahora, Vox recuerda que en Sabadell el programa de lengua árabe y cultura marroquí se está extendiendo en los centros educativos catalanes con el aval de la Generalidad y la participación directa del Gobierno marroquí.

«Presentamos una moción en el pleno de Sabadell para eliminar el programa. Ahora mismo nueve centros escolares de Sabadell tienen implantado este programa. Es un auténtico peligro, está controlado y financiado por el Gobierno de Marruecos. Favorece la islamización de nuestra región. Desde Vox lucharemos hasta el final para eliminar este programa, como hemos logrado en Murcia», ha afirmado Joan Garriga. 

De lo que estamos hablando es de la difusión del islam, la religión oficial y la Constitución, que se rige por el Corán y la Sunna, no contempla ningún reconocimiento legal ni protección de la libertad religiosa.Eso quiere decir, muy en resumen, que no hay libertad para practicar públicamente ninguna religión salvo el islam.

Recordemos, tal como recogíamos en Hispanidad, que el islam siempre hace lo mismo: comienza exigiendo libertad para practicar su religión, sin reprocidad, claro está, porque en la mayoría de los países, de mayoría musulmana no se puede practicar el cristianismo y en algunos, como Arabia Saudí, la mera posesión de una biblia puede iniciar la condena a muerte o durísimas penas de cárcel, tortura incluida.

En cualquier caso, en ningún país europeo se pone pega alguna a que los musulmanes profesen su religión con entera libertad, en privado y en público.

La segunda etapa consiste en convertir la libertad en derecho y, ojo, una vez que tengo el derecho a vivir como musulmán, siempre que haya conflicto con otras religiones, creencias o convicciones, deben ser éstas las que cedan ante el islam, no al revés.

Por ejemplo, el Islam prohíbe la ingesta de carne de cerdo en el menú de los colegios donde asisten a sus hijos, también los católicos, a los que nos encanta el buen chorizo y el mejor jamón.

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Al final, y a través de las justísimas reclamaciones de libertades y derechos, la minoría se acaba por imponer a las mayorías. Naturalmente, con dinero público.

A lo mejor, lo de la invasión musulmana de Europa no es un cuento. A lo mejor hay que empezar a rexigir recoprocidad con los países de origen.

Pero sobre todo, no olviden que el Islam es una religión dirigida y muy, muy externa, que exige el cumplimiento estricto de normas externas pero sin aquello que en el cristianismo se conoce como conversión del corazón. Para no perdernos en teologías, el ejemplo de siempre: la infancia espiritual constituye la clave del cristianismo, recordar que para el islam llamar Padre a Dios es una blasfemia. Con esto basta para entender la diferencia.