El 11 de diciembre celebramos la festividad de San Dámaso, que da nombre a la facultad de teología-Seminario de Madrid, un Papa de origen español al que le tocó bailar con la más fea en materia de herejías y de martirios.
Pero también celebramos la festividad de Madre Maravillas, fallecida en 1975, otra madrileña que reformó el Carmelo, igualito que Santa Teresa de Jesús. Su frase más conocida era un consejo a sus religiosas: "Hacer lo que Dios quiere y querer lo que Dios hace". La última parte recuerda aquella expresión de Francisco al hermano León: "Deja a Dios ser Dios".
Sí, porque querer lo que Dios hace consiste en no pretender ser los dueños de nuestra historia: nunca lo seremos. No es el hombre quien soluciona las cosas: le basta con dejar hacer al Creador y luego exclamar: "Siervos inútiles somos, lo que teníamos que hacer eso hicimos".
España se salvará por la oración
Ahora bien, otra sentencia de Madre Maravillas me maravilla mucho más y, además, viene al pelo ante el feminismo rampante que hoy nos domina y controla. Además, resulta un consejo tan valioso para las mujeres como para los hombres: "Hacia el exterior, como todas, hacia el interior, como ninguna", les decía a sus monjas. Es decir, no pretendas ser el centro de atención de quienes te rodean. Sé una más. Ahora bien, hacia el interior, en tu relación con Dios, ahí eres única, irrepetible, ahí eres la, o el, número uno porque con Dios -y perdonen la falta de sinodalidad- la relación nunca es colectiva, es ferozmente individual, distinta a cualquier otra, de corazón a corazón. Y además es la relación más real.
Colofón, en otra frase de Madre Maravillas: "España se salvará por la oración". Al parecer ni el bipartidismo ni la pluralidad son garantía de nada. Por otra parte, recuerden: "la vileza de Sánchez no sería posible sin el envilecimiento de los españoles". Así que la única solución es la oración.