"Es como si les diera vergüenza reconocerlo, aunque creo que cada vez menos. Antes retrasaban hasta finales de año (no se engañen, lo hace el PSOE y lo hacía el PP) la estadística de aborto quirúrgico, el aborto más visible, ahora lo hacen a finales de septiembre, a ser posible en viernes, para que se note poco", decíamos hace exactamente un año en Hispanidad. Ilusos de nosotros pensábamos que esa vergüenza, ese fracaso como sociedad y como país duraría, pero nos equivocamos en todo. 

El aborto ya no es una vergüenza, es un derecho, reconocido por el Tribunal Constitucional y que pronto acogerá nuestra Constitucióon.

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Estamos en el año de la celebración del dudoso logro democrático de tener una ley de derecho al aborto desde hace cuarenta años. Y las caretas han caído, si es que quedaba alguna puesta. Miércoles, 1 de octubre, y con una web de infoaborto recientemente inaugurada, el Ministerio de Sanidad ha publicado el informe definitivo sobre abortos correspondientes al año 2024. Según los datos recopilados, se practicaron 106.172 interrupciones dentro de los supuestos establecidos en la Ley Orgánica 1/2023, de 28 de febrero, y en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo.

Este total supone un incremento de 3.075 casos respecto al año 2023, lo que representa un aumento del 2,98%. La tasa de abortos por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años aumentó hasta situarse en 12,36 frente al 12,22 registrado en el ejercicio anterior. 

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Durante 2024, la mayoría de las comunidades autónomas registraron incrementos en el número de abortos, con la excepción de Aragón, Asturias, Illes Balears, Castilla-La Mancha, Cataluña, Madrid, La Rioja y Ceuta. Por grupos de edad, se observó un aumento de la tasa en todos los grupos, salvo en los de 20 a 24 años y de 25 a 29 años. El mayor incremento de la tasa de incidencia se registró en el grupo de 35 a 39 años (+0,23 por mil), seguido del de 30 a 34 años (+0,16 por mil). Vamos, en las pobres jovencitas que tiene un desliz, como pueden observar. 

Atención al perfil, a ese grupo de edad, le sumamos que el motivo principal del aborto fue la decisión voluntaria de la mujer, en el 94,62% de los casos. El 2,65% se realizaron por grave riesgo para la vida o salud de la gestante, el 2,44% por riesgo de graves anomalías fetales, y el 0,28% por anomalías incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave. Según los datos recogidos, el 7,71% de las mujeres vivía sola (con o sin hijos), el 28,92% convivía en pareja, el 7,04% residía con sus padres u otros familiares, y el 1,31% con otras personas. Además, casi el 64% trabajaba y el 49,14% de las mujeres no empleaban métodos anticonceptivos en el momento de la concepción. Es decir, tenemos a mujeres adultas, que viven con su pareja, trabajan y que no emplean métodos anticonceptivos y que abortan, no por anomalías, sino porque quieren. 

Más, la mayor parte de los abortos son en hospitales privados (78,74%) porque aquel médico que tiene titulación en un hospital público puede no tener conciencia pero sí estómago y se resiste a trocear o envenenar a un niño: no se metió a médico para hacer de matarife. Es más, los métodos farmacológicos -que consisten en la administración de fármacos autorizados para interrumpir el embarazo- tuvieron un mayor peso en la red pública, donde se realizaron 21.320 actuaciones, frente a las 12.772 contabilizadas en los centros privados. Y el aborto quirúrgico queda para los privados. Y es que, claro, no es lo mismo administrar una pastilla disponible en farmacias de manera obligatoria gracias a Irene Montero, que retorcer y sacar al niño.

Y esto causa estupor a la ministra, madre y médico, Moni García: "Sabemos que muchas comunidades siguen sin cumplir su parte". La ministra de Sanidad ha confirmado que ultima un informe para actuar contra las comunidades que no practiquen abortos en la pública.

Y ojo, estos datos hablan del sangrante aborto quirúrgico pero no incluye el aborto silencioso, el químico, mucho más numeroso e igualmente letal. Todo en la campaña mundial del aborto hasta el mismo momento del parto, porque somos progresistas y feministas, y el aborto es la cumbre de ambas cosas. 

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