En el mundo anglosajón, si alguien entra en tu casa tienes derecho a defenderte por cualquier medio. En España no: se te cae el pelo. O sea, cuatro años de cárcel.

No es la primera ni la segunda vez que ocurre. La alternativa legal en España, al parecer, es que te dejes robar y/o matar. El Estado no te defiende pero tú tampoco puedes hacerlo.

Y esto es bello e instructivo, por lo menos instructivo, porque rebela un sistema garantista. Para idiotas, sí, pero extraordinariamente garantista. Garantiza los derechos del agresor. Del agredido, un poco menos. 

Y así, tenemos el caso de un intento de robo en un piso en Vallecas donde el ladrón entra en el domicilio, en el que se encontraban varias personas en su interior. El padre de familia se defiende y para evitar el robo se enfrenta al delincuente. La pelea acabó con los dos detenidos. El ladrón tiene antecedentes por robos con fuerza.

Yassine, el padre de familia explica que simplemente se defendió y, sobre todo, defendió a sus tres hijos y a su mujer. Y los vecinos le apoyan.