Durante cinco años ha tenido que soportar a sus okupas. Por eso, el pasado mes de mayo, Pilar, la propietaria celebraba que el juez por fin había fijado para el 9 de julio el desahucio de su inquiokupa, una mujer que llevaba todo este tiempo alegando vulnerabilidad. 

El caso lo contamos en Hispanidad: la propietaria estaba jubilada y llegaron a embargar su pensión por no pagar el recibo de agua de su okupa. Pilar acudió ayer miércoles a su cita para el desalojo, con ilusión de recuperar su casa, pero tras pasar 7 minutos de la hora establecida, la gestora judicial decidió que no iba a esperar más al cerrajero, que llegaba un poco tarde, por lo que suspendió el desahucio, para incredulidad de todo. 

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Según los abogados de Pilar, aunque pedirán que se fije nueva fecha, no creen que hasta septiembre puedan tenerla: "Estoy completamente derrotada. No tengo ni fuerzas para hablar. Esto no me lo esperaba. Solo puedo llorar". 

Tal y como relata pilar, a las 10:01 horas, los funcionaron del juzgado llegaron a la vivienda, tras llamar al timbre y comprobar que no había nadie dentro, bajaron y preguntaron por el cerrajero: "Mi abogado les respondió que estaba de camino, que podía tener un retraso por tráfico o por lo que fuera, pero que estaba de camino. Pero ella rápidamente dijo que no podía ser, que se tenía que ir porque tenía que continuar con su trabajo y se fue. Sin más. Y allí nos dejó a todos con la boca abierta", denuncia Pilar. "Nada más llegar ya le molestó que hubiera tanta prensa".

"Esto fue a las 10:07 horas y estamos hablando de un procedimiento judicial de casi 6 años. Es decir, que por 7 minutos y por un agente externo, que es un cerrajero, la persona que representa a la Justicia hoy no ha cumplido una orden de un juez y ha decidido irse con malos modales. Es una auténtica locura", afirma el abogado de la propietaria. 

Una gestora judicial a la que, como recuerda Pilar, "pagamos todos con nuestros impuestos". Cuánta razón tiene la propietaria inglesa que esta misma denunciaba en un medio británico que la ley está del lado de los okupas. 

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