A bodas me convidan, pensaron los comecuras de La Sexta -ahora entiendo por qué le llaman 'La Secta'- cuando se toparon con la muy católica periodista de la COPE, Cristina López Schlichting. Luego llamaron a Jesús Bastante, otro católico dedicado al periodismo religioso en un diario católico, y ya tuvieron el lienzo: una diatriba contra la Iglesia Católica pero donde más duele: con los suyos sirviendo de látigo.
El argumento es muy sencillo. La táctica consiste en darle la vuelta a la misma calumnia: ahora ya no se trata de que algunos católicos sean ultras, sino de que los ultras pretenden infiltrarse en una Iglesia, de suyo progresista.
Ahora bien, que tan 'grossen chorradem' la predique Jesús Bastante, es algo que ni me sorprende ni me asombra. Este personaje vive según el modelo de aquel canónigo de cuyo nombre no quiero acordarme, el cual, durante los años de la transición, se convirtió en el modelo de cura progre y de teólogo intelectualillo, firmante habitual de El País, siempre para atacar a San Juan Pablo II.
Su inquina hacia la Iglesia, su presunta madre, resultaba tan rabiosa que cierto día un amigo sacerdote le preguntó:
-¿Por qué no cuelgas los hábitos?
A lo que el susodicho respondió.
-Porque desde dentro de la Iglesia puedo hacer mucho más daño.
Ahora bien, lo de Cristina López Schlichting, me sorprende algo más. Es de una ingenuidad de tal calibre que roza la temeridad por no hablar de negligencia. Al parecer, doña Cristina está muy preocupada porque la ultraderecha pretenda pasar por católica, así como, esto ya es muy bueno, por quienes -seguramente Vox- pretenden enfrentar catolicismo con islamismo. No sé yo cómo es posible no enfrentar ambos credos, otra cosa es que tratemos de convivir pacíficamente con los musulmanes, lo que también resulta complicadito, pero hay que intentarlo.
Ni que decir tiene que el mayor ejemplo de ultra deseoso de aprovecharse impunemente de la influencia de la Iglesia es un tal Donald Trump. Y doña Cristina es introducida en ese juego: ¡Encantada de hacerse la progre y la 'modelna'".
Hasta en dos programas, y tampoco sigo tanto la Sexta, dos programas, sin ningún tipo de conexión, he contemplado cómo el canal cristófobo de la muy pepera Atresmedia, utilizaba los testimonios de Jesús Bastante, y los aún más manipulables exordios de la señora López. Lo primero te lo esperas, pero anda que lo segundo...
Estamos ante un sofisma: los ultras dicen ser católicos... ergo los católicos son ultras. Por decirlo de otra forma: en un panorama donde ningún político defiende a Cristo, Schlichting corre con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios. Ahora, el problema es que Vox, o Trump, defiendan la vida si con ello pretenden atraerse votos. En lo que hay que reparar es en el nuevo paganismo espiritualista. Porque resulta que los cristianos no somos espirituales fans de la indecente Rosalía; somos los que seguimos a Cristo con tal fanatismo que pretendemos hacernos uno con Él. Seguimos a Cristo, que es verdadero Dios y verdadero Hombre, no a una espiritualidad sin nombre. Eso queda para La Sexta y para doña Cristina.
Mientras, Jesús Bastante, golpea a la Iglesia con el modelo González Ruiz: desde dentro hago más daño. Y no se autonombra Papa por un pelo.
Creo que el historiador Javier Paredes anda errado. Más que de católicos moderaditos hay que hablar de católicos amodorraditos. Bueno y luego de una panda de creyentes, cómo diría, un poquito cabrones.