En Sudán, hay una guerra entre el Ejército gubernamental y milicias rebeldes o paramilitares, las llamadas ‘Fuerzas de Apoyo Rápido’ (RSF).

En el trasfondo de la guerra hay tensiones étnicas. Pero también la lucha por recursos como petróleo, uranio, agua subterránea y, sobre todo, el oro. Y principalmente, en la región de Darfur del Norte, donde se ubica la ciudad de El Fasher.  

El ejército sudanés está liderado por el general Abdel Fattah Al Burhan. Mientras que a las RSF las manda el general Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemedti

El Tesoro estadounidense asegura que el jefe rebelde Hemedti controla una importante mina de oro.  

El ejército de Sudán, en marzo de este año, acusó a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) ante la Corte Internacional de Justicia por apoyar militar y económicamente a las RSF, acusación que EAU negó. 

El conflicto se inició en abril de 2023. Solo entre enero y octubre de este año la ONU ha contabilizado 1.850 civiles muertos en la región de Darfur del Norte, asediada por las RSF. 

Otras fuentes hablan de 2.000 asesinados en tres días

En el contexto de esta guerra, esta semana fueron asesinadas por las RSF más de 460 personas en el Hospital de Maternidad Saudí, en la ciudad de El Fasher (en la citada región sudanesa de Darfur del Norte), después de que las fuerzas rebeldes se hayan hecho con el control de esta ciudad. 

Desde el inicio del conflicto, se han registrado más de 1.200 muertes en 185 agresiones a objetivos sanitarios, recoge Infobae. 

La Red de Médicos de Sudán aseguró que los combatientes de las RSF “mataron a sangre fría a todos los que encontraron dentro del hospital saudita, incluidos los pacientes, sus acompañantes y cualquier otra persona presente en las salas”.

Por su parte, el senador estadounidense Jim Risch pidió que las RSF sean designadas como organización terrorista: “Las RSF han librado el terror y cometido atrocidades indescriptibles, incluido genocidio, contra el pueblo sudanés”.

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Como hemos dicho, el país vive una guerra civil desde hace dos años, entre los militares Al-Burhan y Hemedti, tras la caída del dictador, el islamista al-Bashir, en 2019, bajo cuyo régimen ya se atacaba a templos cristianos. 

Así lo indicó a Puertas Abiertas, en mayo de este año, su colaborador Fikiru B.: “A pesar del clamor por reformas, las Fuerzas Armadas de Sudán demostraron la misma disposición para atacar los templos cristianos que el régimen de al-Bashir”. 

En ese contexto, ambos bandos militares atacan y bombardean templos, refugios y escuelas cristianas. Además, grupos paramilitares cometen abusos sexuales con mujeres, especialmente con las cristianas, y se imponen matrimonios forzados con los soldados. “La amenaza del matrimonio forzado es devastadora para las familias cristianas. Las jóvenes son expuestas a esclavitud sexual y embarazos forzados”, afirma Fikiru B.

De hecho, según cifras difundidas, desde el comienzo de la guerra más de 150 iglesias han sido destruidas o dañadas.

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