El Consejo de Ministros ha probado el martes la propuesta de Pacto Nacional para el Cambio Climático. Lo anunció un día antes Pedro Sánchez, cuestión de jerarquía, siempre encargado de ofrecer las 'buenas', o al menos nuevas, noticias. Y ahora, Sara Aagesen, vicepresidente para la cosa del calentamiento global, nos asegura que la ciencia, sobre todos sus científicos, el resto no, nos advierte de que el cambio climático nos va a destrozar. Eso sí, más de 1.600 científicos no piensan lo mismo. 

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Pues bien, doña Sara tiene la solución: una Pacto Nacional contra el dichoso cambio. Nos lo concreta en 10 medidas. Da la impresión de que se las sabe de memoria y de que, lo que es poder, son una sola. Hablo de la habitual melodía verde, también conocida como tabarra ecologista. En ninguna de ellas concreta alcance y en ninguna aporta lo que ahora llamamos la memoria económica: ¿cuánto cuesta y cómo se va a pagar? Quién ya lo sabemos: usted y yo. 

  1. Bosques: acción de prevención y, supongo, de plantar algún que otro arbolito.
  2. Agua: nuevos planes hidrológicos (eso es lo que proponía Abascal, de Vox) pero tampoco nos concreta mucho más.
  3. Protección del ciudadano frente a las olas de calor. No, no regalan sombrillas ni piscinas de plástico: red de refugios climáticos -ya saben sitios fríos para tomarse una cerveza cultural- y el "cambio en los estándares laborales". Es decir, financiado con cargo a las empresas.
  4. Atención al mundo rural. Eso está bien, pero no dice en qué consiste y no se me ocurre nada.
  5. Sector primario: prácticas sostenibles como la ganadería extensiva. La pregunta sigue siendo la misma: ¿quién lo paga? Porque todo lo ecológico es caro e ineficiente.
  6. Recursos financieros: dos fondos de recursos nacionales para predecir riesgos climáticos. Uno para afrontar catástrofes y otro para repartir subvenciones entre los damnificados. Pero eso ya existe, ¿verdad? ¿O es que quiere más dinero?
  7. Cuidar a los que nos cuidan: ¿Hermoso, verdad? Supongo que significa dotar mejor y pagar más salario a bomberos, servicios de emergencia, etc. Pero insisto, no hay memoria económica, ergo, no sabemos de cuánto estamos hablando. 
  8. El Pacto también pretende crear la Agencia Estatal de Protección Civil y Emergencias. A estos verdes, eso de crear agencias estatales les pone mucho. Además, ya saben que los organismos públicos nacen y no mueren jamás. En cualquier caso, se pueden crear muchos puestos de burócratas. 
  9. Cultura de prevención entre la población. Para mí que estos va de cursillos de la patronal y sindicatos, una de las bolsas de fraude más acrisolada en el cuerpo social patrio. En cualquier caso, cuando no sabes qué hacer lo conviertes en asignatura: todos a la escuela a aprender prevención ¿de incendios? Y de todo.
  10. La mejor medida porque es una reiteración de todas las demás. En este caso no es que nos concrete es que no sé de qué estamos hablando. Aagesen asegura que la décima propuesta consiste en acelerar la transición ecológica por una economía sostenible: más impuestos y más burocracia para las empresas.

Aagesen es una talibna verde, que va mucho más allá en su ecologismo radical que su antecesora, Teresa Ribera

En cualquier caso, el Pacto contra el cambio climático no es más que un brindis al sol, que nadie sabe en qué consiste pero que, sobre todo, sencillamente es imposible, 

¿Por qué? Pues porque lo que hemos dicho en Hispanidad: detener el cambio climático -y primero tendríamos que definir de qué estamos hablando- es algo tan amplio, tan difícil, tan telúrico, que es algo parecido a pretender cambiar la órbita solar de la tierra con un decreto en el BOE.

Ya no le voy a citar la confianza cristiana en la providencia como arma mucho más eficaz contra el cambio climático, ni la inutilidad de los pobres hombres frente a las galaxias, ni la inutilidad de un plan tan amplio y tan difuso como el precitado. Sencillamente, le recordaremos algo muy simple: señora Aagesen: la vida es riesgo. 

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