Otro desastre en el AVE, uno más, el sábado 30 de agosto. Sin perder un segundo, aparece en la tele el ministro de Transportes, Óscar Puente, para explicarnos que es lógico que estas cosas sucedan, dado que se han multiplicado los usuarios de los trenes de alta velocidad.
De paso, insiste en su argumento favorito: el Gobierno, el suyo, el bueno, el del puto amo, invierte tanto y tan bien que el ferrocarril, que no sé si saben que vive un momento histórico, sufre: lógicamente, asegura el ministro de Valladolid, las inversiones aumentan el caos de forma temporal. Y naturalmente algo de culpa ha tenido el Partido Popular que cuando estaba en el gobierno invertía menos que el PSOE.
Don Óscar es un matón y, además un matón peligroso, porque tonto no es: sólo es cínico. El argumento de que cuantas más inversiones mayor desastre es muy bueno, parecido al de la vice, Yolanda Díaz, según la cual cuantas menos horas se trabaje más se produce.
El primer argumento, el del aumento de viajeros como propiciador del caos ferroviario, también tiene su enjundia. Especialmente cuando es empleado por el regulador del sector. Pues hombre, Oscarito, si se está haciendo un uso excesivo de las infraestructuras AVE, reduce los servicios hasta que haya más vías y se pueda ofrecer un mejor servicio. ¿Recuerdas que eres tú el responsable del tráfico ferroviario?
Ahora bien, siguiendo la ética periodística actual, especialmente los medios progres, consistente en otorgar cinco minutos a los nazis y cinco a los judíos, en aras de la pluralidad y la neutralidad, la televisión acude a entrevistar a Juan Bravo, portavoz económico del PP. Y don Juan fracasa estrepitosamente: lo hace peor que don Óscar. Lo suyo es la conclusión sin premisas. Asegura que este Gobierno es un caos gestionando, lo cual es muy cierto, pero no nos ofrece ninguna prueba de ello.
No ayuda en nada concreto sino a la conclusión: hay que cambiar de gobierno. Solo que no nos dice el porqué.
Creo, sinceramente, que el cínico Oscarito ganó al tonto Juanito.