Referíamos ayer el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios con las palabras de algunos santos y cuadros de pintores europeos, ahora toca ir un paso más allá y poner los ojos en la adoración de los pastores. “Ustedes reciben con frecuencia a Jesús en su corazón; mas ¿no está en él como en un establo, donde no halla otra cosa que suciedad y corrupción, porque están apegados a algo distinto a Él? Si lo miraran como su Salvador y Redentor, ¿qué honores no le tributarían?”, afirmó san Juan Bautista de la Salle.

“Todas las fiestas de la Iglesia son hermosas… la Pascua, sí, es la glorificación… pero la Navidad posee una ternura, una dulzura infantil que me atrapa todo el corazón”, recordaba san Pío de Pietrelcina. Y los pastores de Belén fueron los primeros testigos de esa ternura, como se puede ver en las escenas que pintaron, entre otros: El Greco, Jacopo Bassano, Juan Bautista Maíno, Pedro Pablo Rubens, Francisco Rizi, Bartolomé Esteban Murillo, Luca Giordano, Rafael Mengs y Manuel Cabral Aguado-Bejarano.