Las críticas vertidas el martes por el presidente de los autónomos y vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor, sobre la ausencia de medidas económicas para los trabajadores por cuenta propia han hecho mella en el Gobierno. No porque piensen que tenga razón -el Gobierno nunca se equivoca-, sino porque han calado en la opinión pública en general y en los más de 3 millones de autónomos en particular.

En La Moncloa, que además de un foco de coronavirus es la sede del Gobierno, están preocupados y se han propuesto darle la vuelta a la situación mediante una estrategia tan brillante como original, ‘made in’ Iván Redondo: a partir de ahora, se acabó atacar a la clase empresarial; ahora toca acercarlos para la causa.

Y junto a la orden dada a todos los ministros para que agradezcan públicamente el trabajo de los empresarios, el Ministerio de Trabajo, con la comunista Yolanda Díaz al frente, se dispone a abrir una vía de diálogo con los denostados empresarios. No se me amontonen: no se trata de buscar medidas que favorezcan los intereses de los aviesos autónomos y empresarios, sino de recuperar la imagen de Gobierno dialogante cuyas medidas son aprobadas por consenso.

Iván Redondo tiene trabajo por delante: los desastrosos datos de desempleo conocidos este jueves, con récord histórico de parados y de abandonos en la Seguridad de Social, no ayudan. La estrategia para minimizar el impacto de estos datos, sin embargo, ya ha comenzado. El mensaje: la crisis provocada por el coronavirus es mundial y afecta a todos por igual. Por ejemplo, a Estados Unidos, donde la semana pasada los demandantes de subsidio de desempleo alcanzaron los 6,6 millones de norteamericanos, frente a los 3,3 millones de la semana anterior. La diferencia es que allí prácticamente no hay desempleo mientras que España es el país europeo con más tasa de paro, sólo por detrás de Grecia.

Y el mensaje que va calando: el culpable de la crisis económica es el coronavirus, no el confinamiento forzoso decretado por Pedro Sánchez. Él sólo busca nuestro bien.