El doctor Jérôme Lejeune, descubridor del Síndrome de Down y gran defensor de la vida -particularmente de los niños con este síndrome- ha sido declarado ‘venerable’ por el Papa Francisco, es decir, que ha reconocido sus virtudes heroicas, paso previo para su reconocimiento como Beato.

Nacido el 13 de junio de 1926 en Montrouge, Francia, el doctor Lejeune descubrió en 1958 la trisomía del par cromosómico 21, responsable del Síndrome de Down. El descubrimiento se publicó en la revista Nature en 1959. Desde entonces Lejeune dedicó todos sus esfuerzos a defender a estos niños ante los intentos de instrumentalizar su descubrimiento para justificar el aborto de los niños con esta condición, recuerda Aciprensa.

Esa postura del doctor Lejeune de defensa del derecho a la vida de los niños con Síndrome de Down hizo que su candidatura al premio Nobel de Medicina de 1970 no prosperara, a pesar de la trascendencia de su descubrimiento.

La gente se apartaba ante mí sin decir palabra

Hispanidad se hizo eco del libro escrito por el escritor y periodista José Javier Esparza, 'Jérôme Lejeune: amar, luchar, curar', en el que recogía una carta enviada a su querida mujer Birthe, en la que le contaba: “Hoy he perdido el Premio Nobel”. “La gente se apartaba ante mí sin decir palabra”.

En unas declaraciones a ACI Prensa en febrero de 2016, su viuda, Birthe Lejeune -fallecida el año pasado-, explicaba que el descubrimiento de su esposo lo hizo muy feliz, ya que había investigado durante muchos años para lograrlo, pero sufrió una enorme decepción cuando vio que los gobiernos utilizaban la detección del Síndrome de Down para abortar a estos niños, y no para contribuir en el tratamiento de esta discapacidad.

Las consecuencias de su rechazo al aborto no se limitaron a su descarte para el Premio Nobel. Al oponerse de forma activa a la ley del aborto en Francia sufrió el rechazo de parte de la comunidad científica.

No podía escribir en los medios de comunicación y no lo invitaban a las televisiones ni tampoco a congresos internacionales en los que durante años había sido el ponente principal”, explicaba su mujer

“Tras oponerse a la ley del aborto, de repente hubo un apagón: dejó de recibir donaciones y ayudas económicas para su investigación. No podía escribir en los medios de comunicación y no lo invitaban a las televisiones ni tampoco a congresos internacionales en los que durante años había sido el ponente principal”, explicaba su mujer, recoge también Aciprensa.

Ese rechazo causó un gran sufrimiento al doctor Lejeune, ya que, aunque no se lo tomó como algo personal, muchos de los que le rechazaron y se negaron a defenderlo eran amigos cercanos.

Fue precisamente en ese momento de soledad cuando le llegó un gran reconocimiento desde el Vaticano. El Papa San Juan Pablo II lo nombró miembro de la Pontificia Academia para la Vida y consultor del Pontificio Consejo para los trabajadores sanitarios.

Desde aquel momento, el doctor entabló una gran amistad con el Papa polaco. De hecho, durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en París en 1997, San Juan Pablo II visitó la tumba de su amigo.

Jerome Lejeune falleció en 1994 y en junio de 2007 se inició su causa de beatificación. Se ha convertido en el arquetipo del científico cristiano, perseguido por sus convicciones religiosas, a las que nunca renunció. Tras descubrir la Trisomía 21 luchó el resto de su vida para que su descubrimiento no sirviera para abortar bebés down sino, precisamente, para defender el derecho a la vida de estos niños. Hoy los niños-down están desapareciendo de España y todas las leyes abortistas permiten eliminarlos. Es lo que se llama aborto eugenésico. 

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No se lo perdonaron.