En Hispanidad ya hemos dicho que quien manda en Telefónica es el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Allí tiene a su hombre, Javier de Paz, y al consejero delegado, Emilio Gayo. Y también hemos dicho que aunque el presidente Marc Murtra y el ex vicepresidente Carlos Ocaña no proceden del Zapaterismo, sino del Sanchismo, lo cierto es que los cuatro se han unido en un mismo equipo: se juegan demasiado como para seguir peleándose.
Ahora bien, los unos y los otros están temblando porque ZP está jugando la baza de internacionalista pro-chino y pro-bolivariano. No se lo van a creer, pero esto no le ha gustado nada a EEUU. Tanto la Casa Blanca como el Congreso norteamericano han advertido que no les gustan los coqueteos del Gobierno español y de su principal empresa, Telefónica, con el gigante chino Huawei, ni con Nicolás Maduro, a quien la US Navy está volando sus narcolanchas.
ZP es así, y acaba de volver de China, asegurando que Xi Jiping es un buen chico y los chinos son los que deben pergeñar la gobernanza mundial de la IA (Inteligencia Artificial)..., nada menos.
Y todo esto quiere decir, simplemente, que el Consejo de Telefónica tiembla ante las andanzas de Zapatero. Tanto en lo que respecta a China como en lo que respecta a Venezuela, el enfado no sólo viene de Washington, sino también de Bruselas, que le insiste, una y otra vez, al Gobierno español que no proporcione información, es decir, que no haga negocios con Huawei, convertida en el espía tecnológico del régimen comunista chino.
Y en el entretanto, seguimos esperando el Plan Estratégico de presidente de Telefónica, Marc Murtra. Y la compañía empieza a parecerse a un nido de rumores sin orden ni concierto. Ejemplo, todavía no se ha desechado la locura de comprar Vodafone España, una compra que le endosaría a Telefónica una deuda de más de 4.000 millones de euros. Miren ustedes qué casualidad: Zegona acaba de comunicar que va amortizar parte de la deuda que tiene con la central de Vodafone. Algo parecido a decir: anda Teléfonica, sé buena y cómprame, que ya no debo tanto.
El caso es que cada vez que Telefónica filtra alguna novedad sobre su plan estratégico, cae en Bolsa. Recuerden que su cotización cayó más de un 4% el día que se filtó una posible ampliación de capital. Algo parecido ocurrió cuando, como era lógico, el mercado empezó a hacer cuentas de lo que costaría el mantenimiento del dividendo si la compañía entraba en nuevas aventuras. Y si hablamos de rumores, añadan la venta de Gran Vía, 28, la venta del propio Distrito C o la venta del patrimonio artístico de la compañía.
Cada rumor sobre lo que se va a hacer daña la cotización... y seguimos sin saber en qué va a consistir exactamente el Plan Estratégico de la era Marc Murtra. Si no podemos hablar de caos, la verdad es que lo parece.