El primer banco de España se llama Santander. Está presidido por Ana Botín, que ha mamado banca doméstica, pero siempre ha sentido una tendencia inenarrable hacia la banca al por mayor.

El segundo banco del país se llama BBVA. Está presidido por Carlos Torres, al que le gustaban todo tipo de bancos porque era consultor de McKinsey y lo que le interesaba era tener muchos clientes. Ahora también está atento a lo que ocurre sobre la OPA lanzada sobre el Banco Sabadell

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El tercer banco español se llama Caixabank. Sí, el tercer banco español, pero primero en España. Su primer ejecutivo es Gonzalo Gortázar, con categoría de consejero delegado. Y Gortázar procede de la banca de inversión, pero se ha acostumbrado a gran velocidad al estilo de la banca al por menor. 

Los tres banqueros han tenido que abordar la digitalización de la banca. Carlos Torres lo ha hecho, desde un principio, y siguiendo los pasos de su anterior mentor, Francisco González (más conocido como FG), con entusiasmo inusitado. Para él las oficinas son un producto del pasado. 

Ana Botín, siguiendo el estilo paterno, ha puesto en marcha una de las grandes máximas de los grandes banqueros de la historia: deja primero que se equivoquen los demás. Si se equivocan, no entres, y si aciertan, ficha a los que más saben y adelántales en el camino. Para Botín, la clave sigue estando en la banca al por mayor, pero no está dispuesta a dejar de ganar dinero en la banca doméstica, tampoco como servicio de pagos del país.

En definitiva, lo que ha creado Botín son dos bancos: el Santander que lo hace todo y la nueva entidad Openbank, que es banca digital especialmente pensada para un público juvenil.

Gonzalo Gortázar ha optado por una revolución tranquila. Naturalmente, ha cerrado oficinas, pero pretende que sus sucursales estén muy digitalizadas sin que pierdan por ello la clave del negocio, que no deja de ser la atención personal y presencial. 

Conclusión: de los tres grandes españoles el que menos sucursales ha cerrado ha sido Caixabank... ¡Bien por Caixabank!

En los tres casos la reducción de plantilla ha sido muy fuerte, pero mientras Santander y BBVA han pretendido crear un nuevo tipo de empleado bancario, Caixabank ha optado por modernizar a los que ya tiene. Aún así, ha realizado EREs fortísimos, pero ha intentado mantener un número de sucursales que demuestren que aún cree en la banca presencial. 

La regla de oro es esta: la transición digital, como la ecológica, se basa en adecuarse al ritmo que impone la realidad, no en forzar la realidad: los viejos no se mueren tan deprisa y a lo mejor, no son los que cuentan con menos patrimonio. ¿O es que hemos olvidado que lo curioso de esta sociedad es que los padres han vivido mejor que los hijos? Y, al paso que vamos, los hijos vivirán mejor que los nietos. Pues eso.