Malas noticias para la libertad de información. El juez federal de EEUU Amit Mehta dictaminó el martes que Google no tiene que vender el buscador Chrome, tal y como solicitó el Departamento de Justicia de EEUU, para poner fin al monopolio que ejerce en internet.

La segunda mala noticia es la decisión de Bruselas de frenar una multa millonaria a Google y la posible venta de una parte del negocio, por abuso de posición dominante, por miedo a represalias por parte de la Administración Trump. Vamos, lo que vulgarmente se conoce como bajada de pantalones, en este caso, preventiva.

El primer caso es más interesante. El juez Mehta fue tajante contra la solicitud del Departamento de Justicia de EEUU: “Los demandantes se extralimitaron al solicitar la desinversión forzosa de estos activos clave que Google no utilizó para imponer restricciones ilegales”, afirmó.

La cuestión es que la Justicia de EEUU se equivocó al solicitar la venta de Chrome en lugar de su troceo, como sucedió en su día con los casos Standard Oil y AT&T, que tuvieron que trocearse para poner fin al monopolio que ejercían en el sector petrolífero y de telecomunicaciones, respectivamente. Vender Chrome en su conjunto no soluciona el monopolio de las búsquedas online, sólo consigue que cambie de manos. Y sí, Chrome se puede trocear y vender por separado y eso sí que sería el fin de su monopolio.

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Por cierto, el propio magistrado Mehta sentenció en 2023 que Google había incumplido las leyes antimonopolio de EEUU en el terreno de las búsquedas online. Ahora, sin embargo, admite que la aparición de la inteligencia artificial y de plataformas como ChatGPT están cambiando las búsquedas en internet.

En cualquier caso, Google podrá mantener Chrome, pero no podrá firmar contratos de exclusividad, es decir, no podrá obligar a utilizar su buscador y, además, tendrá que compartir los datos obtenidos.

Las dos noticias, la de EEUU y la de Europa, son buenas para Google pero malas para la libertad de información y, por tanto, para la democracia ante el silencio cobarde de los grandes medios de comunicación. Así nos va.