E.On y RWE han dado a conocer sus resultados de los nueve primeros meses y han reafirmado sus respectivas previsiones anuales. Ambas energéticas alemanas han mejorado en rentabilidad, pero se endeudan más por las mayores inversiones que han acometido.

La reacción del mercado no ha sido la misma. En el caso de E.On, la cotización se ha movido a la baja un 5% a media mañana, a pesar de haber logrado incrementos en todas sus magnitudes financieras. Por su parte, la cotización de RWE sube un 2,7% al confirmar el objetivo de dividendos para este año y anunciar que subirá a 1,20 euros por acción, a pesar de haber registrado descensos en ventas y beneficio neto hasta septiembre.

En los nueve primeros meses, E.On ha incrementado sus ventas un 2%, a 57.214 millones de euros. El negocio de retail (clientes de luz y gas, movilidad eléctrica…) ha aportado unas ventas de 38.660 millones (-2%); el negocio de redes, 16.706 millones (+14%); y el de Soluciones de Infraestructura Energética (calefacción y refrigeración tanto para uso urbano como en aplicaciones industriales), 1.947 millones (+7%). El resultado bruto de explotación (ebitda) ajustado ha crecido un 10%, a 7.382 millones; y el beneficio neto ha ascendido a 2.298 millones (+4%). Por su parte, la deuda neta ha subido un 6%, a 43.412 millones, sobre todo, por las mayores inversiones, que se han situado en 5.092 millones (+8%), y de las que 4.100 millones (+15%) se han destinado a redes.

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Nadia Jakobi, directora financiera de E.On, ha destacado que “nuestra estrategia de invertir masivamente en la modernización y digitalización de la infraestructura energética está dando sus frutos”. Asimismo, ha referido que las inversiones hasta la fecha “refuerzan nuestro objetivo de invertir alrededor de 8.600 millones de euros en la transición energética durante este ejercicio fiscal”. “La transición energética seguirá requiriendo miles de millones de euros de capital privado en los próximos años. Un requisito indispensable para ello es un marco regulatorio general adecuado”, ha referido Jakobi, aludiendo también a que en el caso concreto de Alemania el gobierno apunta a “la gran necesidad que aún persiste de expansión y modernización de la red”.

Vayamos a RWE. En los nueve primeros meses, sus ventas han sido de 13.265 millones, menores a las de hace un año (15.954 millones). En esta cifra se incluyen las mayores aportaciones de la eólica marina (704 millones), la eólica terrestre y la solar (2.016 millones) y la generación flexible (785 millones), mientras que las ventas de la división de Suministro y Comercio han descendido a 9.237 millones. Por su parte, el ebitda ajustado ha ascendido a 3.476 millones: eólica marina ha reducido su aportación a 915 millones por empeoramiento de las condiciones de dicha energía y los precios más bajos en la venta de futuros volúmenes de electricidad, la eólica terrestre y la solar han elevado su contribución por la puesta en marcha de nuevas plantas y precios más elevados que en EEUU; generación flexible ha reducido su ebitda por los menores márgenes en las ventas de futuros de luz, a pesar del impacto positivo de la venta de un proyecto de centro de datos en Reino Unido; y en Suministro y Comercio el ebitda ha pasado de 465 millones a 150 millones. Y el beneficio neto se ha reducido, desde 1.640 millones a 1.286 millones, debido a la normalización de las cifras en generación flexible, la menor actividad comercial y la menor generación eólica en Europa, a pesar del impacto positivo de nuevos parques eólicos terrestres y solares, así como instalaciones de almacenamiento de baterías. Además, apuesta por la hidroeléctrica y el hidrógeno. 

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La deuda neta de RWE ha aumentado a 15.700 millones, por las mayores inversiones (4.600 millones), pero sigue siendo mucho menor que la de E.On (43.412 millones). Michael Müller, director financiero de RWE, ha destacado que están satisfechos con los resultados y confirman sus previsiones anuales, pues “nuestra cartera está sólidamente posicionada y crece de forma sostenible. El auge de la inteligencia artificial está impulsando la demanda mundial de electricidad y, por consiguiente, la demanda de energías renovables. Estas son buenas perspectivas para nuestro negocio”. Además, RWE ha anunciado que el dividendo de este año se incrementará hasta 1,20 euros por acción, algo que ha gustado mucho al mercado.

Recuerden que como Alemania cometió el error de cerrar las centrales nucleares en abril de 2023, disparando el uso del gas y ¡hasta del carbón! Por ello, ni E.On ni RWE apuestan por dicha energía, aunque RWE se encarga del desmantelamiento de las centrales de Biblis, Emsland, Gundremmingen, Lingen y Mülheim-Kärlich, así como del correcto embalaje de los residuos radiactivos y del aprovechamiento de los materiales reciclables procedentes del desmantelamiento; y apoya la investigación sobre la fusión nuclear. Asimismo, RWE está preparada para 3 gigavatios (GW) nuevos de proyectos de centrales de gas en su país. 

En España ya sólo está presente RWE con parques eólicos terrestres y fotovoltaicos. Mientras que E.On estuvo en nuestro país entre 2007 y 2015, donde fracasó en su intento de hacerse con Endesa, que al final acabó en manos de Enel y Acciona; y se quedó la filial Viesgo y las centrales de Los Barrios y Tarragona, pero después se deshizo de dichos activos... y Viesgo recuperó su nombre... aunque años más tarde Repsol adquirió sus activos de generación eléctrica de bajas emisiones y su comercializadora y más adelante EDP compró el resto de los activos de Viesgo, incluyendo la parte de generación renovable y la red de distribución, al fondo australiano Macquarie