E.On y RWE han confirmado sus previsiones anuales, algo que en las compañías hoy no es baladí teniendo en cuenta el complicado contexto geopolítico, la incertidumbre y el tema de los aranceles. Sin embargo, dicha confirmación no les ha generado premio bursátil, donde ambas se mueven a la baja, a pesar de la distinta evolución que han tenido en el primer semestre: la primera ha logrado elevar ingresos y beneficio, pero en la segunda ambos bajan. Un comportamiento distinto al registrado entre enero y marzo, cuando ambas vieron disminuir sus ingresos y sus beneficios.

E.On ha registrado unos ingresos de 41.554 millones de euros entre enero y junio, lo que supone un 5% más que hace un año. Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ajustado ha ascendido a 5.500 millones (+13%) y el beneficio neto de explotación (ebit) antes de efectos no operativos ha crecido un 14%, a 3.821 millones. El beneficio neto ha subido un 10%, a 1.900 millones.

Esta energética con sede en Essen y fundada en el año 2000 ha reducido un 10% su deuda neta, aunque sigue siendo elevada, situándose en 45.283 millones. El descenso es positivo y se ha logrado, pese al impulso de las inversiones, que han crecido un 11%, a 3.200 millones, hasta junio. Además, cabe recordar que entre los años 2024 y 2028, E.On aspira a invertir un total de 43.000 millones, de los que 35.000 millones se destinarán a redes eléctricas. Eso sí, se trata del mayor operador de redes de Europa y su CEO, Leonhard Birnbaum, ha pedido más incentivos regulatorios y mayores retornos: “Mientras que otros países crean incentivos regulatorios de forma deliberada, Alemania corre peligro de quedarse a la zaga. Por eso apelamos a que se tomen en serio los argumentos factuales de los operadores de la red y a facilitar las inversiones urgentemente necesarias en transición energética, seguridad del suministro y asequibilidad, en lugar de obstaculizarlas”, ha señalado Birnbaum. Además, ha pedido a los reguladores alemanes, que quieren concretar los planes para el próximo lustro antes de que acabe el año, que tengan en cuenta límites superiores para garantizar que fluya suficiente capital hacia la expansión de las redes eléctricas y haya mayores tasas de retorno (actualmente es del 7% para nuevas infraestructuras y del 5% para las existentes, frente al 7% y 9%, respectivamente, que hay en otros países europeos).

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Por su parte, a RWE le ha ido peor en el primer semestre, sobre todo, por la energía eólica (debido a débiles vientos) y el negocio de comercialización,… y su castigo en bolsa es mayor que el de su compatriota. Sus ingresos han bajado en 1.154 millones, a 10.058 millones. Por su parte, el ebitda ha descendido un 4%, a 2.139 millones, por las bajadas en la mayoría de los negocios y el hecho de que no llegaran a lo esperado por el consenso de analistas: dentro de los 2.140 millones, la eólica marina ha aportado 643 millones; la eólica terrestre y la solar, 830 millones; la generación flexible, 595 millones; y la división de Suministro y Comercio, 16 millones. El ebit ajustado ha disminuido en 794 millones, a 1.134 millones. Y el beneficio neto ajustado ha pasado de 1.362 millones a 775 millones.

En el caso de esta energética que también tiene su sede en Essen, pero que se fundó en 1898, la deuda neta se ha situado en 15.500 millones, 400 millones menos que a cierre del primer trimestre, pero por encima de la cifra total del año 2024. En esto han contribuido la recompra de acciones, el pago del dividendo y las inversiones. Estas últimas se han situado en 2.500 millones en el primer semestre y el objetivo es que alcancen los 7.000 millones en el conjunto del año. Eso sí, acaba de anunciar la venta del 49% de dos megaparques eólicos marinos a Norges Bank, por lo que podrá tener algo más de dinero para invertir o para desapalancarse, aunque su deuda es mucho menor a la de E.On.

Ý por cierto, recuerden que en España ya sólo está presente RWE. E.On estuvo entre 2007 y 2015, donde fracasó en su intento de hacerse con Endesa, que al final acabó en manos de Enel y Acciona; y se quedó la filial Viesgo y las centrales de Los Barrios y Tarragona, pero después se deshizo de dichos activos... y Viesgo recuperó su nombre... pero años más tarde Repsol adquirió sus activos de generación eléctrica de bajas emisiones y su comercializadora y más adelante EDP compró el resto de los activos de Viesgo, incluyendo la parte de generación renovable y la red de distribución, al fondo australiano Macquarie. Por su parte, RWE cuenta con renovables en nuestro país, en concreto, parques de eólica terrestre y de fotovoltaica.