Decíamos ayer que gane o pierda Carlos Torres el que seguramente ya ha perdido es el BBVA. Decíamos más: que gane o pierda el BBVA la que seguro que gana es Ana Botín y el Santander, que nunca ha reclamado la posibilidad de hacerse con el BBVA y convertirse en el primer banco de Europa continental.
Ahora bien, el próximo viernes, cuando conozcamos el resultado de la OPA a la espera o no de una segunda OPA -otro jalón absurdo del vodevil- alguien debería plantearse quién gana con la victoria: si el BBVA o Carlos Torres que podría mantener su sueldo.
Lo lógico sería que nada más concluir la operación, con triunfo o fracaso, el señor Torres se fuera a su casa. Tiene para vivir muchos años. En 2024, cobró 8,3 millones de euros, ya acumula una pensión de 27 millones y ya veremos si, además, no sale con una buena indemnización.
Porque lo que está claro es que Torres lleva al BBVA al desastre, sólo para salvar su cargo y su sueldo. Y no ha hecho una mala gestión, acompañado del turco Onur Genç, gestión que desde hace un año ha dejado en manos de su segundo.
El consenso en el mercado es que el BBVA conseguirá entre el 30 y el 40% del Sabadell. Es lo peor que podría ocurrir, porque con ese porcentaje el papel del Gobierno se engrandece y el Sabadell puede convertirse en ingobernable... y el BBVA también.
Recuerden: durante tres años, ampliables a cinco, podría el Gobierno Sánchez condicionar al nuevo banco, evitando por ejemplo, cualquier tipo de sinergias. La respuesta de Torres cuando se le plantea esta cuestión es simple: en un año España tendrá otro gobierno. Otro que puede estar confundiendo sus deseos con la realidad.
Pero lo más grave es esto: Carlos Torres ha convertido al BBVA en un banco sin alma, un banco McKinsey. No importa su historia y la digitalización de la que presume no ha sido sino una reducción de costes para enfrentarse a los neobancos.
Y esto ya antes e independientemente de que se conozca el resultado, el próximo viernes, cuando el Servicio de Compensación y Liquidación de Valores de la bolsa de Madrid haya hecho llegar los datos a la CNMV. Ojo, cinco días de máximo, que podían ser menos.
¿Una fusión buena para el país? No, mala. ¿Buena para la banca? En absoluto. ¿Buena para el mercado de OPAs? Sin comentarios.