Carlos Torres no está solo, según Onur Genç, que este jueves presentó los resultados del banco hasta septiembre. Además del propio consejero delegado, le apoya, de manera unánime, según el CEO, todo el Consejo de Administración del banco y, si te apoya tu consejo no existe motivo alguno para asumir ninguna responsabilidad por el rotundo fracaso de la OPA.

Ahora bien, esto no significa que Torres esté fuera de peligro, ni mucho menos, aunque su futuro depende, en gran medida, de la continuidad del Gobierno Sánchez. Si pedro cae, Torres tendrá el camino expedito para continuar. Si no cae, entonces dependerá de la fortaleza con la que permanezca Sánchez en La Moncloa. Si se mantiene en el alambre, Torres puede estar tranquilo, pero si la mayoría de investidura resurge con fuerza, entonces tendrá motivos para preocuparse.

El primer vértice del ‘Triángulo de las Bermudas’ es el Santander. Hablamos de una fusión muy complicada, para empezar, por motivos de competencia. Imaginen, además, las trabas que pondría Moncloa, para proteger el interés general, naturalmente. Por cierto, Pedro Sánchez no traga ni a Ana Botín ni a Carlos Torres.

Sea como fuere, Botín permanece a la espera, por si se presenta la ocasión. Nunca antes el BBVA había estado en una situación de gobernanza tan débil como ahora. ¿Esperar a ver si el BCE dice algo cuando comience el juicio por el caso Villarejo, donde el banco está imputado y Torres podría tener que ir a declarar como presidente? Puede ser, aunque la espera podría ser eterna.

Más sencillo resulta que el PNV tome el poder y recupere ‘su’ banco, pero esta opción necesita el apoyo del Moncloa y Sánchez, hoy por hoy, no está para apoyar a nadie que no sea él mismo. Pedro tiene que estar fuerte para poder atender las demandas de Andoni Ortuzar, y ahora no lo está.

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Luego está Andrea Orcel, que está intentando expandir por Alemania su reinado italiano en Unicredit mediante la compra de Commerzbank. Esta sería la mejor salida para Torres porque, aunque no sea cierta, la imagen de una fusión Unicredti-BBVA sería de igual a igual, no como la del Santander. Además, los argumentos anti-OPA del Gobierno no tendrían cabida. Y otro argumento no mejor: la fusión con Unicredit le permitiría a Torres no tener que cumplir su previsión de repartir 36.000 millones de euros en dividendos, hasta 2028, una cifra elevadísima, aunque incluya recompra de acciones, en un periodo de tiempo en el que pueden suceder muchas cosas. Los analistas, ni perdonan ni olvidan.

Dicho esto, la comparecencia del CEO Genç, no dejó clara la idea de que ni él ni Torres van a asumir ninguna responsabilidad por el fracaso de la OPA. Naturalmente, si ellos no lo hacen, tampoco lo hará nadie del equipo directivo. Pueden estar tranquilos.

Ni dimisiones ni autocrítica, al menos de puertas afuera. “Hemos pasado página”, insistió. Todo, por el bien de los accionistas del BBVA… todo menos su salida, claro está, porque ellos no cometieron ningún error lanzando la OPA en vísperas de las elecciones catalanas, sin negociar previamente y aun precio a todas luces insuficiente y mediante un canje sólo en acciones.

Por cierto, Genç tampoco quiso comentar la evolución de la cotización del Sabadell tras la OPA, que no se ha caído como vaticinaron Torres y él. El argumento: que sólo hablan del BBVA. ¿Comprenden?

Lo cierto es que los resultados del banco hasta septiembre fueron buenos. El BBVA es, de momento, el único que ha logrado aumentar el margen de intereses (un 2%), en un contexto de bajada de tipos por parte del BCE. El banco ganó más que nunca: 7.978 millones de euros, un 4,8% más. Pero eso es una cosa y otra bien distinta es no querer asumir la responsabilidad por los propios errores.