A sus 86 años, Jaime Botín ya no es ningún chaval y aunque lleva años fuera del consejo de administración de Bankinter, sigue siendo su máximo accionista (23,2%) a través de Cartival SA. Don Jaime ya no está para muchos trotes y, tras la segregación de Línea Directa, de la que también es su accionista de referencia a través del 19,1% y del 17,4% que tienen Cartival y Bankinter, respectivamente, está acelerando el traspaso de poderes.

Jaime Botín ha logrado sortear la cárcel -fue condenado a tres años de prisión-, pero el asunto del contrabando del cuadro ‘Cabeza de mujer joven’, le ha dejado tocado. No tanto la multa de 91,7 millones, que pagó tras auto-concederse un crédito (Cartival) de 100 millones, a devolver(se) en cómodos plazos.

Jaime Botín ha logrado sortear la cárcel, pero el asunto del contrabando del cuadro le ha dejado tocado

Así las cosas, su hijo Alfonso Botín-Sanz de Sautuola y Naveda, actualmente vicepresidente ejecutivo del banco, pasará a ser presidente en sustitución de Pedro Guerrero, que fue reelegido en 2021 y en mayo de 2023 cumplirá 70 años. A quien Botín no tiene previsto cambiar es a María Dolores Dancausa, miembro del consejo de administración y CEO de la entidad desde 2010.

Lo cierto es que la sucesión de Jaime Botín enfría la perspectiva de una fusión, más bien absorción, entre Bankinter y Santander, es decir, entre las dos ramas de la familia Botín. Por cierto, la relación entre Ana Botín, presidenta del Santander, y María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, es como las fincas de Extremadura: manifiestamente mejorable.

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La posible unión Bankinter-Santander se enfría al tiempo que el pulso entre Ana y Javier Botín ha finalizado, al menos momentáneamente, a pesar de que la cotización bursátil, uno de los puntos de máxima fricción entre ambos, ha sufrido una caída del 8,8% desde enero, frente al repunte del resto del sector. Recuerden: ella manda en el banco y su hermano en la sindicatura, cuya participación en el banco es algo superior al 0,7%.