Más de 160 tumbas profanadas en el cementerio de Montjuic. ¿Para qué? Dicen que para robar. ¿Objetos de valor en un sepulcro, seguro? Una tertuliana, ilustrada, nos asegura que, en los años sesenta del pasado siglo existía la costumbre de enterrar a la gente con objetos valiosos. Nunca había oído hablar de ello. La mentalidad progre, que no es mala, es sólo tonta, asegura que era costumbre religiosa en algunas culturas enterrar a los muertos con objetos de valor. ¿En serio?

Esto me recuerda el chiste del millonario que casa a sus tres hijas con un escocés, un judío y un catalán. En su lecho de muerte comunica a sus hijos que no verán ni un euro de herencia salvo que depositen en su tumba, antes de cerrarla, un millón de euros. El escocés, muy a su pesar, deposita billetes por un millón de euros en la caja, el judío hace lo propio. Le llega el turno al catalán... quien deposita en el ataúd de su suegro un cheque nominativo por valor de 3 millones de euros y coge el cambio que habían dejado el escocés y el judío.

Antes de que alguien me denuncie por delito de odio les aseguro que me lo contó un catalán de pura cepa, en Barcelona.

Creo que el sobrenombre que más va con Sánchez es el de profanador: de tumbas, de credos, de convicciones, de todo lo sagrado, de la coherencia y de la ecuanimidad. No es un 'killer', es un profanador

Conclusión: no sé si es cierto que los profanadores de tumbas son ladrones, chiflados o sanchistas. Sólo digo que la primera opción de la profanación de cadáveres para obtener objetos valiosos... hombre, los objetos valiosos, y no muy valiosos, no están con el cadáver sino en el exterior del ataúd o del monumento funerario. En el interior, sólo hay podredumbre.

La segunda opción, la del chiflado, no parece que se haya llevado a cabo por personajes que han sabido borrar sus huellas y esconderse de las cámaras de vigilancia.

La tercera opción, que ciertamente no puedo demostrar, es la de que los asaltos a tumbas sean obra de satánicos. Lo de sanchistas lo digo de coña sí, pero lo cierto es que el propio presidente del gobierno ha dicho que pasará a la historia por haber profanado el cadáver de un tal Francisco Franco contra el parecer de sus deudos.

De hecho, creo que el sobrenombre que más va con Sánchez es el de profanador: de tumbas, de credos, de convicciones, de todo lo sagrado, de la coherencia y de la ecuanimidad. No es un 'killer', es un profanador.

Volviendo a la hipótesis del satanismo como mentor de lo ocurrido en Montjuic... bueno, la profanación de tumbas es tradición secular entre los luciferinos. Y también lo digo porque hoy, en 2023... el diablo anda suelto. Y no sólo en el Palacio de La Moncloa.

Tendremos que vigilar a los muertos.