Habla Pilar Alegría, ministra de Educación y Deporte, así como portavoz del Gobierno. En este último cometido es donde mejora día a día: se ha convertido como los portavoces anteriores. en la voz de su amo, en el oráculo del 'argumentario' de Moncloa. 

Asegura Pilarín que sin prensa, radio y TV no hay democracia. Sorprendente: tras meses de insultos a los periodistas, ahora ya resulta que no son hacedores bulos y productores de fango mediático sino que se han vuelto columnas imprescindibles, ¡oh sí!, del sistema de libertades públicas.

Pero cuidado, Pilarín no habla del conjunto de los medios, ante los que, cada martes, repite el argumentario de Moncloa, palabra por palabra, sólo habla de los grandes, del antiguo oligopolio de los grandes editores. Pongamos que hablo de los seis grandes grupos: PRISA, Vocento, Unidad Editorial, Planeta, La Razón, La Vanguardia y quizás el grupo Moll. No, lo que ha ocurrido es que el Gobierno ha cambiado su estrategia sobre los bulos mientras Google afloja la cuerda pero no la suelta. 

Es decir, por una parte, Pedro Sánchez se ha dado cuenta de que asegurar que todo aquel periódico que ose criticarle a él, es un ultra hacedor de bulos y productor de fango... como que no cuela. Por eso prefiere entenderse con seis que no con 600 nuevos miembros digitales a los que no puede comprar porque su economía es pequeña o dependen de mecenas, no del apoyo público como, del que, por ejemplo, dependen la radio y la TV, que, sin licencia gubernamental, no pueden existir. 

Por decirlo de otro modo, el Gobierno ha decidido tratar bien a los grandes medios, y mantener los insultos contra la prensa independiente de Internet.

Estamos en la gran batalla por la libertad de prensa contra la IA y contra el verdugo Google así como contra gobiernos como el de Sánchez, pero, desgraciadamente, se trata de una batalla silenciosa, quizás por el Síndrome de Estocolmo de los periodistas

A partir de ahora, los medios tradicionales, o sea, los grandes, porque ahora todos son digitales, volverán a ser los buenos. En España El País, El Mundo, ABC La Razón y La Vanguardia, por decir algo, serán los buenos, también los que le critican. Son buenos, incluso cuando critican al Gobierno, pero no serán estigmatizados como hacedores de bulos. Eso no. Los malos de verdad son los pequeños diarios digitales como éste que está usted leyendo. 

En resumen: volvamos al oligopolio de los Señores de la prensa, todopoderosos en el tránsito del siglo XIX al XX... por la sencilla razón de que pueden pactar con seis pero no con seiscientos.

Ahora bien, mientras Moncloa cambia su estrategia sobre los medios y los bulos, Google afloja la cuerda de la Inteligencia Artificial (IA)... pero no la suelta. El resumencito que antecede en la búsqueda en Google a las noticias -de las que ha salido ese resumencito, que la máquina no crea nada- es decir, el robo mediante IA que Google perpetra del trabajo de los medios, persiste, siendo una cuestión que ahora mismo se dirime en los tribunales de Estados Unidos. Google ha reducido su presión sobre los medios pero se trata de una trampa: volverá el resumencito, corregido y aumentado, cuando Google perpetre su segunda puñalada contra los medios: cerrar su página. Esto es: seguirá robándole a la prensa su información y su publicidad y, finalmente, les expulsará del buscador. 

Traducido al presente: la prensa digital -toda la prensa- ya no pierde el 75% de sus lectores. Ahora sólo pierde el 50%... mientras suplica a su negrero no perder más. Pero la asfixia no ha hecho más que empezar. 

Estamos en la gran batalla por la libertad de prensa contra la IA y contra el verdugo Google así como contra gobiernos como el de Sánchez. Pero, desgraciadamente, se trata de una batalla silenciosa, quizás por el Síndrome de Estocolmo de los periodistas. Porque esta es otra: de esta batalla, preocupación primera actual de todos los editores, resulta que no se habla en prensa. 

Los periodistas no podemos permitir convertirnos en una especie en pre-jubilación, es decir, en liquidación. En España, ahora mismo, una de las mejores generaciones de periodistas está pasando a ser clase pasiva

Conclusión: los periodistas tenemos que reaccionar: no podemos permitir convertirnos en una especie en pre-jubilación, es decir, en liquidación. En España se está jubilando, y prejubilando, una de las mejores generaciones de periodistas que ha perdido toda esperanza de poder ganar en su oficio. Hay comunicadores que aseguran que la explosión de libertad periodística que supuso que la llega de Internet a España, en 1995, es un paréntesis, una hermosa etapa que ha terminado con la Inteligencia artificial y con el sometimiento al ladrón Google. 

No podemos permitir que eso suceda. El periodista debe sobrevivir, y no con el oligopolio de seis medios sino con la diversidad de seiscientos medios, mini-medios pequeños mucho más independientes que los grandes.

Y que nadie se engañe: Sánchez no va a hacer como Xi Jinping -aunque éste lo hiciera porque es comunista-: no va a parar a Google. Es más Google es su aliado, el aliado de La Moncloa frente a la prensa.

Vuelve el oligopolio de los Señores de la prensa... pero es una trampa. 

La batalla por la libertad de prensa viene desde la invención de la imprenta. Ahora, en la sociedad de la información, comienza la segunda etapa: el enemigo ya no son sólo los gobiernos, es Google y las grandes tecnológicas, en el último año, la IA. Son gobiernos como el de Sánchez que se alían con los gigantes tecnológicos contra los pequeños medios. Es la misma historia de siempre: lo grande contra lo pequeño: la libertad está en lo pequeño.