El turismo en España es uno de los grandes motores de nuestra economía, tenemos una amplia variedad de oferta: familiar, de sol y playa, aventura, cultural, gastronómico, rural... en cada rincón del país puede disfrutarse, pero ahora ha llegado un nuevo tipo de turismo gracias a uno de los 'grandes logros' de Irene Montero cuando era ministra: la ley trans.
Y es que en España tenemos el honor de contar con el cirujano italiano Dr. Fabrizio Moscatiello, del que ya les hablamos en Hispanidad, pero él no es el único, lo denuncia la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres. Así en nuestro país, ya disfrutamos de un nuevo tipo de turismo, gracias, Irene, donde "la burocracia es mínima". Nuestra normativa permite esas operaciones sin uso de hormonas, ni informes médicos ni ningún tipo de requisito, solo ser mayor de edad, y pagarlo, claro está. Simplemente, como seguran las feministas clásicas: "En España es más fácil".
Clínicas en busca de negocio y del turismo quirúrgico. Porque en España es más fácil.
— Contra El Borrado de las Mujeres (@ContraBorrado) August 24, 2025
[Vía @Jonnywsbell] pic.twitter.com/BMakDBJjrT
Mientras el número de trans arrepentidos crece. Karen y Nael denuncian los tratamientos de transición, ella, detransicionada, él, varón trans, viven con las secuelas de su decisión.
Hablan para Infoabe, Karen Quiñones es colombiana, tiene 36 años, "en su adolescencia, tomó contacto con la comunidad LBGT y a los 22, luego de una sola consulta psiquiátrica, comenzó a inyectarse hormonas para convertirse en Tomás, una etapa que duró 7 años", actualmente es una detransicionada, pero sigue padeciendo los efectos adversos. Nael Condell es un varón trans. Nació en Chile como mujer biológica hace 38 años, pero inició una “terapia de reasignación de sexo” a los 21 años.
Ambos luchan por exponer las consecuencias que causan "prácticas que todavía están en su etapa experimental", y por advertir de las consecuencias del transactivismo, sobre todo en la infancia. Denuncian que se romantiza la transición de género y se llega a negar el carácter invasivo e irreversible de los tratamientos. "Sostienen que la disforia de género debe ser objeto en primer lugar de una terapia exploratoria y piden a los padres que no permitan que sus hijos sean el experimento de una ideología", y piden que se luche contra la "despatologización de la disforia de género es un error porque se trata de un problema de salud mental”.
Karen afirma que, aunque detransiciones, puedes verte obligada a hormonarte de por vida: "Depende del nivel al que has llegado y al tipo de mutilación de tu cuerpo, si has extraído tus órganos femeninos internos, lo que te puede hacer incluso dependiente al uso de la testosterona".
"El uso prolongado de las hormonas, y el haberlas dejado, tiene consecuencias en mi vida, a nivel renal, hepático... Me causó una falla renal que desencadenó una hipertensión. Soy una mujer hipertensa por el resto de mi vida. Endometriosis debido a la ausencia de mi período menstrual durante tanto tiempo y hemorragias al suspender las hormonas y reaparecer mi ciclo menstrual. El engrosamiento de mis cuerdas vocales es otro efecto; posiblemente mi voz jamás vuelva a ser la que era, y muchas otras consecuencias más. Dolores de cabeza, aumento de peso, riesgo de resistencia a la insulina, etc".
Nael también cuenta su historia: "Yo no soy un detransicionador. Soy una mujer biológica. Eso no va a cambiar jamás. Llevo veintiún años con inyecciones de testosterona. Comencé a los dieciocho años. Me hice la mastectomía bilateral completa a los veintisiete y la histerectomía total con retiro de ovarios a los treinta y uno. Eso genera una menopausia quirúrgica y ahí es cuando comienzan con fuerza todas las repercusiones del uso de la testosterona. O sea, hasta ese momento, mi cuerpo de alguna forma podía regularse, generar lo que normalmente es un periodo en una mujer. Cosa que nosotros interrumpimos artificialmente con la inyección de testosterona a medida de lo que el médico o lo que la WPATH (Asociación Profesional Mundial para la Salud Trans) te diceN: con Nebido cada tantos días, Testoviron para tantos días, Enantato tantos días o Sustanon tantos días. Pero no se hace un estudio en la propia persona. Ellos no saben cuáles son mis ciclos particulares. Entonces eso te desarma completamente por dentro a nivel químico y tiene las repercusiones que tiene. O sea, jaquecas constantes, fuertes, invalidantes. Estuve muy cerca de ser resistente a la insulina y de ahí a la diabetes, con treinta y nueve años. Subidas de peso que uno no explica. Un daño a la autoestima, un rechazo a cómo te estás viendo. La calvicie, y así... También arritmias... Sé de casos cercanos de gente que ha fallecido por fallas multisistémicas, a los treinta y uno, treinta y dos años".
Alertan sobre la falta de datos de detransiconadores y el acoso del colectivo cuando tomas esa decisión: "una cosa es cuando tú entras al sistema a ser trans: bombos, platillos, bienvenido, alfombra roja, hormonas, desbloqueadores, te dan el pack completo. Pero cuando tú quieres detransicionar, no hay nada. Todas esas puertas se cierran, te quedas solo y con una comunidad que si tú hablas, te cancela. El que no opina de acuerdo a la línea del lobby, es atacado. No importa lo que tú seas. El que detransiciona es un arrepentido. Que se quede callado. Por ende, no hay estadísticas".
En la entrevista se definen como conejillos de Indias, ya que todo esto es experimental, y argumentos no les faltan.