El horizonte penal de Juan Carlos Barrabés se complica. Hasta ahora, el caso Begoña Gómez se centraba en Begoña Gómez, y cuatro imputaciones seguidas parecen mostrar que algo había. Ahora bien, el caso Begoña Gómez ha dado un giro copernicano. Los casos -y condenas, como la de García Ortiz- de corrupción que rodean al Presidente, han convencido a todos sus adversarios de que, pase lo que les pase a su esposa, a su hermano, a su fiscal, a sus números dos... Sánchez permanecerá aferrado al sillón de Moncloa. Por eso, la estrategia ha cambiado. Ahora no se trata de castigar el vedetismo de Begoña Gómez, que pretendía pasar del negocio de saunas de su padre a convertirse en la reina filantrópica del universo, sino de imputar a su esposo, directamente, porque los favores recibidos por Begoña Gómez de empresas privadas e instituciones públicas y, sobre todo, los favores conseguidos por Begoña Gómez para sus amigos se vehicularon a través de aprobaciones del Consejo de Ministros u otros órganos administrativos. Ahí es donde surge la figura del presidente del Ejecutivo que puede pasar de sospechoso popular a imputado procesal.   

Y a todo esto, desde el Banco Santander, la situación es incómoda. La propia esposa del presidente, Begoña Gómez, fue quien solicitó, cuando ya había surgido el escándalo, que Barrabés pasara de asesor-consejero de Santander España, sociedad que todavía no tengo claro que exista como tal, a consejero del Grupo Santander, de la mismísima casa matriz, del consolidado de uno de los grandes bancos del europeos. Pero el proceso crece y ahora tanto Barrabés como la Universidad Complutense, como Telefónica o Indra, aunque esos cierran filas con el presidente, por la cuenta que les trae, pueden verse en serios problemas gracias a un juez Peinado que ha sabido resistir la mayor campaña de descrédito que nunca se ha lanzado contra un juez instructor. 

Un banco que tiene en su Consejo a un sujeto imputado en un escándalo de ese calibre no se le puede otorgar lo que Ana Botín tanto ansía: convertirse en uno de los cinco bancos líderes de la futura unión bancaria europea

Así que el Santander tiene un problema con Barrabés. Ana Botín sería muy feliz si Carlos Barrabés le presentara, 'motu proprio', la dimisión, incluso por motivos de salud, que los tiene. Pero Moncloa exige, a propios y extraños, cerrar filas con los damnificados: aquí no dimite nadie, ni los imputados ni los posibles imputados... ni los posibles condenados. Porque eso podría producir un efecto dominó de salidas y de indiscreciones.

Al mismo tiempo, la corrupción sanchista está alcanzado tales dimensiones que ni las mentiras del presidente cuelan, no ya en España, sino en el conjunto de Europa. Lo que más increíble hace a Sánchez es el "me enteré por la prensa" de lo de mi esposa, mi hermano, mi fiscal, mis secretarios de organización... no cuela.

Ahora veremos si cuela la segunda trola: yo les conocía en su faceta profesional, no en la personal... lo que ya supone un triple salto mortal sin red. 

El problema es que, con el nombramiento de Barrabés, y con su mantenimiento en el máximo órgano de gestión, el Santander también entra en conflicto con el Banco Central Europeo, BCE, un poder al que Sánchez no alcanza y que bien puede decidir que un banco que tiene en su Consejo a un sujeto imputado en un escándalo de ese calibre no se le puede otorgar lo que Ana Botín tanto ansía: convertirse en uno de los cinco, no habrá más, bancos líderes de la futura unión bancaria europea... que a lo mejor un siglo de estos se consigue.