Déjame que te cuente, limeña, déjame que te diga la gloria... el problema de no confiar en Dios es que la persona necesita confiar en alguien y resulta que la única alternativa a la confianza en Dios es la confianza en el hombre. Y claro...

Viene esto a cuento porque me dice un amigo que escribo demasiado sobre la necesaria confianza del Hombre en Dios. Pero verás amigo, insisto: la fe no es más que confianza, ya sea en Dios, en su familia, en sus amigos, ya en el progreso material o en la puñetera Gaia, la madre Tierra.

Ahora bien, el hombre necesita confiar en alguien, que no en algo. Y el otro siempre te puede fallar, mientras que Dios no te falla jamás.

La vida es una cuestión de confianza. Por eso, a la polaca Santa Faustina Kowalska (1905-1938) se le considera la mística del siglo XX... título que adquirió con un mensaje que se resume en cuatro palabras: "Jesus, en Vos confío", un mensaje para la eternidad. Y toda la crisis actual no es más que crisis de confianza, de confianza en Cristo, de no abandonarse en sus manos. 

En sentido opuesto, el problema de no confiar en Dios es que sólo te queda el hombre para confiar. Y te explico... el hombre no siempre es digno de confianza.