Comenzamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Nicaragua, donde la dictadura de Daniel Ortega condenó este viernes 10 de febrero a Mons. Rolando Álvarez Lagos, a 26 años y 4 meses de cárcel, acusado de ser “traidor a la patria”, tan solo un día después de que el régimen expulsara a 222 presos políticos a Estados Unidos, recoge Aciprensa

El también Obispo de Matagalpa se había negado la tarde a tomar el vuelo con esos otros 222 deportados, entre ellos cuatro sacerdotes, y decidió quedarse para acompañar a los católicos que sufren la represión de la dictadura. 

En el grupo de los 222 deportados están los sacerdotes Oscar Benavidez Dávila (50); Ramiro Reynaldo (50); Sadiel Antonio Eugarrios Cano (35); y José Luis Díaz Cruz (33).

El 4 de febrero el P. Benavidez fue condenado a 10 años de cárcel, mientras que los demás habían sido condenados, el 6 de febrero, a 10 años de cárcel y 800 días de multa, acusados de conspiración y propagación de noticias falsas.

 

“A Mons. Álvarez se le detiene por celebrar Misa, por andar exponiendo el Santísimo en las calles y por rezar el Rosario y transmitirlo en las redes sociales”. “Fuera de eso, el obispo no hizo nada más ni las locuras que el sistema judicial está inventando”, precisó la abogada e investigadora nicaragüense Martha Patricia Molina Montenegro a EWTN . En total, son ya nueve los sacerdotes nicaragüenses que la dictadura ha acusado por el delito de supuesta “conspiración”, incluido Mons. Álvarez.

En total, son ya nueve los sacerdotes nicaragüenses que la dictadura ha acusado por el delito de supuesta “conspiración”, incluido Mons. Álvarez

Y terminamos esta crónica semanal sobre cristianos perseguidos en Bangladesh, donde cristianos conversos del islam se enfrentan a la persecución cuando su declaración de fe a través del bautismo sale a la luz y sus familiares y los vecinos se enteran de ello. Recientemente, un creyente recién bautizado llamado Lanju Miah ha sido víctima de la persecución y está sometido a presiones y sufre mentalmente, informa Puertas Abiertas

Cuando Lanju Miah, un cristiano de trasfondo musulmán de veinticinco años, decidió bautizarse el 20 de octubre de 2022, no recibió más que la oposición de parte de su familia. Desde que se enteraron de la conversión de su hijo, los padres de Lanju Miah le han obligado continuamente a renunciar a su fe en Jesús y a volver al islam. Sus padres, junto con otros vecinos, le han impedido utilizar recursos de primera necesidad como el pozo o la letrina. Si Lanju Miah sacara agua del pozo o usara el retrete, su familia y otros vecinos montarían una escena. «Mi casa ya no es un lugar tranquilo. Ya no es segura. Es un infierno», afirma Lanju Miah.

Lanju Miah lleva casado cerca de un año y su esposa también es creyente, pero ella tiene demasiado miedo de compartir el testimonio de su fe después de ver por lo que tiene que pasar su marido. No está bautizada, aunque quiere hacerlo en algún momento. La pareja va a la iglesia con regularidad y tiene comunión con otros creyentes, pero incluso rodeado de gente que le quiere, la mente de Lanju Miah está constantemente en otra parte, buscando otra forma de mantener a su familia.

Por otro lado, no tiene forma de escapar de su tormento porque no puede permitirse ir a otro lugar. A pesar de todo, toma con entereza cada acusación y palabra de desprecio. Y, por desgracia, esto ha ido perjudicando el estado de su salud mental.

Algunos creyentes de su iglesia le ayudan sacando agua de sus pozos y dándosela. Pero Lanju Miah quiere ser capaz de mantener a su familia por sí mismo. A día de hoy, el tormento no ha cesado y el hermano Lanju Miah pide oración: «Creo que algún día todo esto acabará y podremos volver a ser normales. Pero por ahora no hay señales de paz».