La Generalidad de Cataluña, presidida por el socialista Salvador Illa, financia, con 64.000 euros, un congreso islámico que contará con ponentes detenidos en el pasado por vínculos con redes yihadistas. El evento, presentado como un foro de reflexión juvenil en el que se hablaría sobre educación, valores y liderazgo religioso.
Se trata del IV Congreso de Jóvenes Musulmanes de Cataluña, previsto del 19 al 21 de diciembre en El Prat de Llobregat. El encuentro está impulsado por la Unión de Comunidades Islámicas de Cataluña (UCIDCAT) y el movimiento juvenil Entre Jóvenes, dos entidades subvencionadas con fondos públicos.
Según La Gaceta, entre los principales invitados figuran Taoufik Cheddadi, arrestado en dos ocasiones por sospechas de vínculos con el radicalismo islámico, aunque nunca condenado. También participará Yusuf Soldado, un converso catalán apodado «el salafista de Mataró», detenido en 2015 durante una operación antiterrorista. Ambos impartirán conferencias sobre educación, valores y liderazgo religioso dirigidas a jóvenes musulmanes.
El discurso de Cheddadi se caracteriza por su oposición al laicismo y su defensa de un modelo teocrático. Ha llegado a afirmar que «el islam es más feminista que el feminismo» y que cada sexo tiene un papel «asignado por Dios». En sus charlas condena la separación entre religión y Estado, presentando el secularismo como una forma de decadencia moral.
Yusuf Soldado, por su parte, sostiene ideas igualmente controvertidas. Considera que las mujeres deben estar bajo tutela masculina, se opone al matrimonio sin el permiso de un tutor y defiende el uso obligatorio del velo. Además, condena la música como práctica prohibida y sostiene que los musulmanes deben interrumpir cualquier actividad laboral para rezar, incluso en contextos no religiosos.
El congreso incluirá también a Wafae Moussaoui, una psicóloga que promueve la llamada «psicología islámica», corriente que sustituye el tratamiento clínico convencional por la lectura del Corán y la oración. Sus métodos, centrados en la fe en lugar de la ciencia, han sido criticados por fomentar la dependencia espiritual y segregar la atención psicológica en función de la religión.