Los periodistas hablamos de todo menos de nosotros mismos. Ejemplo: lo más grave que ha ocurrido en la prensa actual es el 'resumencito' que Google antepone a los enlaces con los distintos medios informativos. Un 'resumencito' de Inteligencia Artificial (IA), a través de Gemini, que hace que el lector de búsquedas, el más habitual en la red, no entre en ningún periódico. El 'resumencito' está hecho con IA y aunque algunos medios norteamericanos han llevado a Google a los tribunales, el buscador de Serguéi Brin y Larry Page insiste en que él no está robando ningún derecho de autor. Muy cierto: lo está robando todos a la vez y utilizando la IA para hacer un resumen con el que se conforma el 90% de los lectores.

En lo que se refiere a prensa, se cree que este mecanismo ha reducido la lectura de prensa electrónica en una media del 75%. En plata, Google está destrozando a la prensa. 

Pero el veneno se expande. A este desafuero Google añade ahora un segundo, amenaza a los editores, al menos así lo ha hecho con los españoles, con la 'web cerrada'. Esto es todavía más grave: significa que Google pretende que el usuario pague para, vía Google, leer la prensa. Como diría un castizo, tiene bemoles la copla.

Sólo hay dos soluciones para detener a la multinacional norteamericana más liberticida: a lo chino, prohibiendo y/o censurando el buscador y con un acuerdo de toda la prensa para prohibir a Google reproducir sus noticias o manipularlas por IA.

Y no esperen ustedes que el sistema chino se aplique en España. Si hay un 'señor del algoritmo' que no deja de visitar Moncloa es el indio, Sundar Pichai, CEO de Google, todo un ultraprogre, como Pedro. 

Por obvio, ignoremos lo que el monopolio Google significa para la libertad de expresión y de conciencia, al imponer su pensamiento único… pero tranquilos, es pensamiento único progresista