Pedro Sánchez tiene una nueva baza para agraciar y contentar a los nacionalistas indepes catalanes. Después del estrepitoso séptimo fracaso de oficializar el catalán en la UE, se le abre la vía diplomática de trabajar para que se lo reconozcan en la comunidad iberoamericana, donde según el ministro de Asuntos Exteriores (AAEE), Jose Manuel Albares: “España es Iberoamérica; compartimos con nuestros hermanos historia, lengua, cultura y lazos humanos”.
A esa comunidad de 22 países y 700 millones de personas en ambos continentes de habla hispana, seguramente se le ocurra al presidente del gobierno Pedro Sánchez dar complacencia por siete votos y unas semanas más en La Moncloa, a unos separatistas para proponer que en adelante el catalán se convierta en lengua co-oficial de las cumbres iberoamericanas en reconocimiento -basado en falsas teorías- a la supuesta contribución de Cataluña al descubrimiento de América. Y si no fuera suficiente, el gobierno español, podría extender idéntica petición hasta en la ONU convenciendo previamente a dos tercios de los países miembros.
¿Las razones? Difíciles de argumentar pero llegado el caso, Sánchez, que aspira a celebrar y presidir en 2026 la próxima Cumbre Iberoamericana en España, no dudaría en asumir las teorías revisionistas del Instituto Catalán Nova Historia (INH) y no pocos sectores militantes del independentismo que sostienen que el Nuevo Mundo vió la luz gracias a figuras catalanas destacadas como Colón, Hernán Cortés, Vespuccio, Pizarro y hasta Cervantes.
Aunque casi todas las teorías expuestas durante el procés catalán carecen de rigurosidad y evidencia científica, enarbolaron dicha narrativa para demostrar la valía de ilustres catalanes a lo largo de la historia. Por inventarse fabricaron incluso el imaginario Reino de Cataluña, cuando Cataluña en realidad fue un Principado dentro de la Corona de Aragón y luego parte de la Corona de España.
Según el pensamiento secesionista del siglo XXI, Cristóbal Colón no habría nacido en Génova sino al parecer en Barcelona o Pals, perteneciendo a una élite catalana de abolengo cuyo nombre real sería Joan Cristofor Colom. La expedición que partió para las Américas no lo hizo desde Palos de la Frontera sino del puerto de pescadores en la Costa Brava, Pals.
El mero hecho de descubrir América -según los indepes- hace más que loable que Iberoamérica reconozca el mérito de un catalán y su lengua que se disputan también los judíos, los italianos y otras nacionalidades.
Dentro del mismo catálogo indepe colocan a Hernán de Cortés (el conquistador español que dirigió la conquista del Imperio azteca en México tras tomar la capital Tenochtitlán en 1521, y convertido en el primer gobernante de la nueva colonia de Nueva España) que en realidad se llamaba supuestamente Ferrán Cortés. Todo un noble y diplomático que solo podía provenir de la “nación catalana” por fundar Villa Rica de la Veracruz (en referencia a Barcelona) y cuyo proyecto era establecer una república federal en Nueva España. No está mal para un servidor público del “Reino” de Cataluña.
Otro ilustre catalán para los revisionistas indepes fue Américo Vespucio, descubridor de buena parte de América del Sur cuyas lejanas tierras fueron bautizadas en honor con su nombre. Aunque este comerciante, explorador y cosmógrafo florentino fue naturalizado castellano en 1505, al parecer no existió como tal. Su verdadera identidad según los revisionistas indepes -por supuesto ficticia- era en realidad Aymerich Despuig, un cosmógrafo al servicio de Colón.
Según el INH que se alimenta de millones de subvenciones y donaciones sin declarar públicamente por parte de la Generalidad Catalana, de no pocos consistorios que abogan por la independencia y la Corporación de la TV Catalana (CCMA) entre otros, aún perdura una conspiración en pie por parte de historiadores españoles para borrar la influencia catalana en el descubrimiento de América.
El documental La apropiación del descubrimiento de América: ¿una cuestión de Estado?, producido por el INH y emitido por TV3, sostiene el bulo de la conspiración histórica: la corona española manipuló documentos para borrar la contribución catalana al descubrimiento de América, presentándolo como un logro exclusivamente castellano. Plantea además la ocultación de la "catalanidad" del descubrimiento que responde a una estrategia de Estado español para minimizar la influencia histórica de Cataluña. A pesar de que la comunidad científica rechazó sus argumentos por “carecer de pruebas documentales sólidas y basadas en especulaciones”, la propaganda del procés se encarga de ocultarlo y hacer valer su única narrativa ficticia.
De la misma forma que en las Cumbres Iberoamericanas participan Brasil y por supuesto Portugal (este último país con sus 10 millones de portugueses) siendo los idiomas oficiales el español y el portugués, serían razones de más (junto a los argumentos históricos sacados de la chistera) para que sectores indepes catalanes pudieran argumentar que ellos son casi el doble de catalano-parlantes (sic) y merecen que se convierta en la tercera lengua co-oficial de los debates de Jefes de estado y Gobierno de toda esa comunidad iberoamericana en sus reuniones bienales.
Lo estrambótico de esta histriónica idea sería la participación de un presidente de la Generalidad Catalana en nombre de unos supuestos “paísos catalanes”, cuando los actuales gobiernos autonómicos de Aragón, Baleares y Comunidad Valenciana reniegan de la nomenklatura y están en guerra abierta contra los destrozos del procés del pasado.
Si los actores del procés tienen derecho de hablar de “países catalanes”, a quién impide con más categoría hablar de “países portugueses” incluyendo a toda Galicia.
Por la misma razón del revisionismo histórico, el manco de Lepanto Miguel de Cervantes, autor de El Quijote, también es otro personaje apropiado por el catalanismo intentando demostrar sin conseguirlo que en realidad se llamaba Joan Miquel Servent. Nacido en Cataluña o incluso en Jijona (Alicante), considerada esa población parte de los supuestos “países catalanes” inexistentes que tanto mima Sánchez en contra de la igualdad del resto de los españoles.
Dice el nacionalismo catalán que en verdad El Quijote fue escrito originalmente en catalán y traducido posteriormente de forma apresurada al castellano, justificando dicha teoría en ciertos giros lingüísticos y en presuntas relaciones familiares con la nobleza catalana pero sin ningún respaldo académico que lo avale. Aunque Cervantes no participó de forma directa en el descubrimiento de América sí lo hizo en la difusión de la cultura española en el Nuevo Mundo a través de su más universal obra.
Otros personajes históricos que capitalizan el independentismo catalán como propios en su narrativa artificial y nacionalista son: Francisco Pizarro (a quien al extremeño llaman Francesc de Pinós i Carrós como buen catalán que en tierras americanas acabó con el Imperio Inca) , Erasmo de Rotterdam, Shakespeare, Maquiavelo, El Cid o María Teresa de Jesús. Seguramente irán apareciendo más nombres como para llenar la primera Enciclopedia Catalana, precursora como siempre de la Británica o la francesa de Larousse.
Con tan numerosos personajes rescatados por el procés, el jefe de la diplomacia española, Albares podría hacer caso a la nueva extorsión indepe y asumir las razones para apostar por el catalán en Iberoamérica y hasta en la ONU, porque el mundo está visto que es un pañuelo lleno de repentinos insignes mocosos catalanes que merecen contar con voz propia en los foros internacionales por la gracia de Sánchez.
Lo que no contarán los mismos pseudo-historiadores subvencionados por la GenCat el día que se agoten los fondos o se hagan antes independientes del todo al paso que vamos con el okupa de La Moncloa y se libren de la “opresión española”.