El mundo hispano es una figura bifronte: Cristianismo y lengua española. Fe católica, que significa vivir pendiente del otro y no de uno mismo e idioma español que, como dijo el multilingüe emperador Carlos I, la lengua para hablar con Dios.
Y mucho ojo, porque el idioma genera una cultura, una poesía y, sobre todo, un alma, característicos.
Y todo esto viene a cuento porque a la España del siglo XXI sólo le queda una salida: volver a la Hispanidad.
La Hispanidad es bifronte: fe cristiana y lengua española. De ahí procede todo y si no procede de ahí, es que vamos mal
España detuvo a los musulmanes en España, al protestantismo en Europa y evangelizó América. Jerusalén, Atenas y Roma crearon Occidente, España lo consolidó.
Ahora bien, la Hispanidad es bifronte: fe cristiana y lengua española. De ahí procede todo y si no procede de ahí, es que vamos mal.
Frente a la frialdad musulmana, frente al calvinismo anglosajón y, sobre todo, frente al panteísmo oriental que invade Occidente, España necesita regresar a la alegría cristiana
Frente a la frialdad musulmana, frente al calvinismo anglosajón y, sobre todo, frente al panteísmo oriental que invade Occidente, España necesita regresar a la alegría cristiana.