Decíamos ayer, que la inefable vicepresidente primero, María Jesús Montero, más conocida como Marisu, aseguraba que no se va a subir la prestación por hijo para 2026. Seguirá en los ruinosos 100 euros mensuales y sólo hasta los tres años de edad del hijo.
Luego, recuerden el pequeño detalle de que la natalidad en España está en caída libre y que el país está en consunción. Pues bien, que no, que Marisu se niega a aumentar esa subvención de miseria.
Un par de ideas. La primera, formal: escuchando a la vicepresidente primera de Pedro Sánchez, cualquiera diría que el dinero de las subvenciones públicas -paguitas-, como el ingreso mínimo vital (IMV) y otros fomentos de la vagancia salen de su propio bolsillo y no de nuestros impuestos.
Y esto resulta especialmente molesto cuando la única 'paguita' justa que debería existir, el salario maternal, es la que Marisu se niega a poner en práctica.
Escuchando a la vicepresidente primero de Sánchez, cualquiera diría que el dinero de las subvenciones públicas -paguitas-, como el ingreso mínimo vital (IMV) y otros fomentos de la vagancia salen de su propio bolsillo y no de nuestros impuestos
¿Por qué es justo el salario maternal y no lo es el IMV? Porque el ingreso mínimo vital se otorga a cambio de nada y el principio más justo sigue siendo el de San Pablo: "El que no trabaja que no coma".
Pero la mujer que da a luz a un hijo sí que le está dando algo, lo más importante, a la sociedad: futuros contribuyentes. Y lo hace con un gran esfuerzo personal. Por tanto, debe ser recompensada por ello.
Y la única 'paguita' justa que debería existir, el salario maternal, es la que Marisu se niega a poner en práctica
Ahora bien, con 100 euros al mes no se cría a un niño. Especialmente cuando sólo se ofrecen las subvención hasta los tres años de edad, cuando en otros países de Europa (Alemania, Bélgica) se mantiene, y más elevada, hasta que el hijo abandona el hogar.
Necesitamos el salario maternal... ¡ya! Pero a Sánchez no le gusta la maternidad, sólo el feminismo.