En España, el entorno laboral sigue estando dominado por elevados índices de desempleo -3,35 millones de personas, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre- y de temporalidad. Y en este contexto, algunas organizaciones sociales, entre ellas Cáritas, también han decidido implicarse con el objetivo de que todas las personas, especialmente las que están en una situación más vulnerable, puedan ejercer su derecho a un empleo digno en igualdad de oportunidades.

Poco a poco va alcanzando algunos logros. Por ejemplo, una de cada cinco personas que han participado en los programas de empleo de Cáritas han conseguido un puesto de trabajo en 2018. Concretamente, 13.545 personas vulnerables, lo que supone más 18% de las 72.169 que han sido ayudadas por la organización de la Iglesia católica, según el ‘Informe de Economía Solidaria 2018’, que se ha publicado bajo el título “Economía y Personas. Con valores, hay derechos”.

Su presentación ha tenido lugar esta semana, justo en un escenario post y pre-electoral, donde “la apuesta por el empleo digno y de calidad por parte de todos los poderes públicos es, para Cáritas, una de las claves de la lucha contra la precariedad que afecta a muchas personas”, ha afirmado Natalia Peiro, secretaria general de la citada organización. “Esta acción a favor de la inserción social a través del empleo digno se enmarca en la línea estratégica por el modelo de economía social, inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia”, ha añadido, pues se busca que las personas en situación vulnerable puedan regresar al mercado laboral, lograr un empleo y reconstruir su autonomía y realización personal.

Las mayores tasas de pobreza y exclusión continúan concentrándose entre los desempleados: el 46% y el 17%, respectivamente

La tarea en el ámbito de empleo y economía social ha supuesto una actividad económica de casi 74 millones de euros y que también ha permitido que se llevaran a cabo, entre otras cosas, 939 acciones formativas, donde participaron 14.627 personas. Asimismo, 24.823 personas fueron atendidas por los servicios de intermediación laboral y 399 participaron en acciones de autoempleo. Además, se impulsaron 67 iniciativas de economía social, que representaron 1.538 empleos, de los que 773 son empleos de inserción por los que han pasado 1.315 personas.

En rueda de prensa, también se refirió el diagnóstico sobre la realidad del mercado laboral español que ha realizado el Comité de la Fundación FOESSA, que está vinculada a Cáritas, recogido en el dossier “La vulneración del derecho a un trabajo decente: Empleo y exclusión social”. En este se señala que las mayores tasas de pobreza y exclusión continúan concentrándose entre los desempleados, pues un 46% de las mismas están en exclusión (el 26% en exclusión severa) y el 17% en pobreza severa.

No tener un empleo multiplica por 2,5 el riesgo de caer en exclusión y por 3 el de sufrir pobreza severa

No tener un empleo multiplica por 2,5 el riesgo de caer en situaciones de exclusión y por 3 el de sufrir pobreza severa. Sin embargo, “la ausencia de empleo no es la única característica que empuja a estas situaciones, ya que la vulnerabilidad se encuentra cada vez más entre aquellas personas y hogares que están trabajando, por lo que podríamos decir que contar con un empleo ha dejado de ser sinónimo de integración y bienestar”, ha explicado Francisco Lorenzo, director de Área de Acción Social de Cáritas. Y es que el 12,3% de la población que está trabajando se encuentra en situación de exclusión y el 2,1% en condiciones de pobreza severa. Esto se debe, entre otras razones, a la jornada parcial indeseada y la temporalidad, que arrastran a la población activa a este tipo de situaciones. Además, los hogares que tienen a una mujer trabajadora como sustentadora principal son más sensibles a las situaciones de exclusión, especialmente en casos de exclusión severa (6,7%), ya que supera casi en un 70% a tasas registradas entre los hogares cuyo sustentador principal es un hombre (4%).