La sostenibilidad es uno de los aspectos que más preocupa a las empresas hoy día y entre ellas están las que componen el sector textil, las cuales fabrican millones de toneladas de ropa al año que se ponen a la venta en todo el mundo, y por ende, también la cifra de desechos es muy elevada. Al tiempo que se apuesta por producir de forma cada vez más sostenible y por impulsar un consumo más responsable también se opta por dar una segunda vida a las prendas a través de la reutilización y el reciclaje. Esto último puede convertirse en un gran y rentable negocio, de hecho, la industria del reciclaje textil podría generar en Europa un mercado de entre 6.000 y 8.000 millones de euros en ventas.

Así lo señala un informe elaborado por la consultora McKinsey & Company titulado ‘Escalando el reciclaje textil en Europa: creando valor a partir de los residuos’. Ignacio Marcos, socio senior y líder del área de sostenibilidad en consumo de dicha consultora, subraya que “si se utilizara todo el potencial de reciclaje técnico y se recogieran más textiles, entre el 18% y el 26% de los residuos textiles podrían reutilizarse para la fabricación de nuevas prendas de vestir ya en 2030” en el viejo continente. Esto supondría un gran cambio respecto a lo que sucede ahora, porque menos de un 1% de los residuos textiles se usan para darles una segunda vida y sólo se clasifica entre el 30% y el 35%. Asimismo, reduciría las emisiones de CO2 en 4 millones de toneladas y crearía una industria rentable con unos 15.000 empleos directos.

Actualmente menos de un 1% de los residuos textiles se usan para darles una segunda vida y sólo se clasifica entre el 30% y el 35%

 

 

 

Dicho informe también apunta que cada europeo produce un promedio de más de 15 kilos de residuos textiles cada año, lo que se convierte en unas 7,5 millones de toneladas en el viejo continente, y la previsión es que alcance los 20 kilos en 2030. De estos residuos, el 85% se produce en los hogares, pero sólo se recicla un 1% y cerca del 65% se transporta directamente a vertederos o se incinera. A la vista de estas cifras, el reciclaje de residuos textiles supone un gran proyecto de economía circular, que contribuye a reducir la huella medioambiental del sector textil y que además ofrece una oportunidad de un gran negocio rentable.

Pero para que todo esto sea posible hay que hacer inversiones de capital, en concreto, entre 6.000 y 7.000 millones, según estima McKinsey & Company, “en toda la cadena de valor, incluyendo la recolección, clasificación y construcción de centros de reciclaje”, explica Marcos. Unas cuantías que permitirían que la industria cogiera escala tanto en tecnologías como en procesos de reciclaje, y además “se crearían nuevas y valiosas materias primas durante el reciclaje, dando lugar a una mayor producción textil en Europa y creando un valor adicional para la industria”. La citada consultora refiere que aún hay desafíos para recoger y preparar los residuos textiles transformándolos en fragmentos y a pequeña escala; así como que la clasificación de los residuos textiles debe hacerse usando criterios de calidad, retirando botones y cremalleras, e identificando claramente las composiciones de las fibras; y respecto al reciclaje destaca el mecánico para el algodón (ya establecido) y el químico para la reutilización de poliéster (aún en etapa de prueba).

rMcKinsey & Company refiere que la clasificación de los residuos textiles debe hacerse con criterios de calidad, retirando botones y cremalleras, e identificando claramente las composiciones de las fibras

 

 

 

En paralelo, el informe ‘Sorting for Circularity Europe’ elaborado por Fashion for Good y Circle Economy, con el apoyo de los mayores clasificadores industriales del viejo continente (entre ellos, Moda re-), también ha puesto de relieve la inmensa oportunidad de acelerar el reciclaje textil. Y es que indica que el 74% de un total de 494.000 toneladas de textiles postconsumo de bajo valor está fácilmente para ser reciclado fibra a fibra en seis países europeos. Dicho informe sienta las bases para capacitar a los actores con conocimiento para el cambio de acción, desde la toma de decisiones informadas a la construcción de un negocio para monetizar los residuos a través del reciclaje textil. Y el proyecto de Fashion for Good y Circle Economy no sólo incluye el informe, sino también dos recursos para facilitar que lleguen los cambios: un manual de clasificadores que describe la metodología para realizar análisis de clasificación y una base de datos de recicladores incluyendo a 100 de todo el mundo.

En este contexto también hay que tener en cuenta el impulso de la economía circular, el Pacto Verde europeo y la ambiciosa Ley europea de residuos, la cual establece que obligatoriamente todos los Estados miembros de la Unión Europea deben recoger por separado los residuos textiles para finales de 2024. Por ahora no hay un plan a gran escala, pero se van dando pequeños pasos, como por ejemplo la iniciativa ReHubs, lanzada por Euratex (la confederación que representa los intereses de la industria europea del textil y de la confección -la cual supone 171.000 empresas, con una facturación de 178.000 millones y 1,7 millones de empleados- ante las instituciones de la UE) en 2020 para promover la colaboración en toda la cadena de valor textil y teniendo en cuenta todas las perspectivas sobre los productos químicos, la fabricación de fibras y textiles, la producción de las prendas, la venta al por menor y la distribución, así como la recogida, la clasificación y el reciclaje de residuos textiles.

El gran objetivo de ReHubs es invertir 7.000 millones para reciclar 2,5 millones de toneladas de residuos textiles en Europa, tal y como avanzó Dirk Vantyghem, director general de Euratex

 

 

 

El gran objetivo de ReHubs es invertir 7.000 millones para reciclar 2,5 millones de toneladas de residuos textiles en Europa, tal y como avanzó Dirk Vantyghem, director general de Euratex, el pasado junio. En ese mismo mes, ReHubs completó un estudio que ha investigado datos de materias primas y también necesidades tecnológicas, organizativas y financieras, destacando que la industria del reciclaje textil europea podría alcanzar beneficios económicos, sociales y ambientales de entre 3.500 y 4.500 millones para 2030. A partir del estudio, se ha acordado crear y definir una hoja de ruta europea de reciclaje textil, abrir un centro de colaboración líder con grandes actores y pequeñas y medianas empresas (más conocidas como pymes) de toda la cadena de valor europea del reciclaje textil y cuatro proyectos de lanzamiento: transformar los residuos textiles en materia prima, aumentar la adopción y la reintroducción de fibras recicladas mecánicamente en la cadena de valor, ampliar la capacidad resolviendo los desafíos técnicos para el reciclaje de textiles termomecánicos y crear una colección de cápsulas con productos reciclados postconsumo.

El primero de estos proyectos, ‘Transformar los residuos en materia prima’, se centrará en seguir desarrollando y ampliando las tecnologías de clasificación, con el objetivo de construir una primera instalación de 50.000 toneladas de capacidad para finales de 2024. El grupo del proyecto lo dirige Texaid, que es una de las principales organizaciones europeas de recogida, clasificación y reciclaje de textiles usados, que lleva más de 40 años combinando actividad económica con el compromiso social y la responsabilidad medioambiental.

Rester posee la mayor planta de reciclaje del norte de Europa desde noviembre de 2021 y por cada tonelada de fibra reciclada producida, ahorra 525.000 litros de agua y 3.700 kilos de CO2, en comparación con la producción de fibras textiles completamente nuevas

 

 

 

Al margen de la iniciativa ReHubs también han surgido otras en el viejo continente, por ejemplo la colaboración entre Elis, empresa sueca de servicios textiles, y Rester, compañía finlandesa de reciclaje, desde el verano de 2021 para dar una nueva vida a la ropa de trabajo usada por la primera. Elis maneja cientos de miles de prendas y textiles para diferentes sectores (industria, comercio, sanidad, hostelería y restauración), y facilita prendas ya utilizadas para que Rester, que es capaz de reciclar a gran escala todo tipo de textiles, las convierta en nuevas fibras textiles mediante un reciclaje mecánico que se pueden usar en numerosos sectores para sustituir la utilización de materia prima virgen. Además, hay que destacar que Rester posee la mayor planta de reciclaje del norte de Europa desde noviembre de 2021 y por cada tonelada de fibra reciclada producida, ahorra 525.000 litros de agua y 3.700 kilos de CO2, en comparación con la producción de fibras textiles completamente nuevas.

Otro ejemplo se encuentra en España, concretamente en Cataluña, en el proyecto The Trashion Fab que han puesto en marcha las entidades sociales y ecologistas Moda Sostenible Barcelona, Upcycling Barcelona y Solidança Treball el pasado febrero. Se trata de una iniciativa para ayudar en el reciclaje de residuos a talleres de confección de ropa de la Ciudad Condal y para ofrecer formación en diseño de moda sostenible (en técnicas de reciclaje textil y en corte y confección de prendas con residuos textiles), respondiendo así a la nueva legislación europea de residuos.

The Trashion Fab ofrece un servicio de recogida selectiva de residuos textiles a talleres de confección local y en el curso hay mujeres en situación de vulnerabilidad, que se preparan para poder ejercer técnicas de aprovechamiento de ropa y atender a las demandas laborales del sector textil. “Nuestro objetivo es contrarrestar el impacto en el cambio climático generado por la industria de confección de ropa”, señala la Asociación Moda Sostenible Barcelona. Un proyecto en fase piloto que está subvencionado al 80% por el Ayuntamiento de Barcelona y en un 20% por una campaña de micromecenazgo ciudadana.

En el proyecto Berritex todo empieza con un proceso de clasificación que separa los textiles reutilizables de aquellos que no lo son, y a través del reciclaje químico y mecánico, les da una segunda vida como material para la fabricación de nueva ropa o bien como aislante térmico y acústico en la edificación

 

 

 

También está el proyecto Berritex, en el País Vasco, que tiene como objetivo desarrollar ropa y productos para la construcción a partir de residuos textiles postconsumo no reutilizables, acorde con la estrategia de la UE para los textiles sostenibles y circulares. Está coordinado por Emaús Fundación Social, en consorcio con Ternua Group, Ekotrade, el centro tecnológico Gaiker y el Centro de Innovación y Emprendimiento de carácter privado y sin ánimo de lucro ISEA S Coop..

Todo empieza con un proceso de clasificación que separa los textiles reutilizables de aquellos que no lo son, y a través del reciclaje químico y mecánico, les da una segunda vida como material para la fabricación de nueva ropa o bien como aislante térmico y acústico en la edificación. Claro que la separación no siempre es fácil: las materias primas naturales, como el algodón o el lino, son las que pueden reciclarse con mayor facilidad, pero las prendas que tienen mezclados varios tipos de textil (por ejemplo, elastano con algodón) presentan más dificultad y es necesario conocer de manera previa su composición para su reciclaje.

La separación no siempre es fácil: las materias primas naturales, como el algodón o el lino, son las que pueden reciclarse con mayor facilidad, pero las prendas que tienen mezclados varios tipos de textil (por ejemplo, elastano con algodón) presentan más dificultad

Desde Emaús Gipuzkoa, una empresa de inserción, aportan el enfoque social y la visión de personal especializado en la economía circular, porque tienen una dilatada experiencia en el ámbito de convertir residuos en recursos. Para esta tarea lo primero es hacer un triaje diferenciado con diversos criterios, donde gracias a la introducción de un espectrómetro en la clasificación textil se puede determinar cuál es la naturaleza del residuo textil rechazado, es decir, la fracción que no puede comercializarse porque no es reutilizable, para destinarla a su reciclaje, atendiendo a su composición, evitando la contaminación generada por su vertido o incineración.

Por su parte, Ternua Group es una empresa especialista en reciclado de textiles postconsumo, y que a través de Berritex está elaborando nuevos textiles incorporándolos en ropa deportiva con altas prestaciones técnicas. Ekotrade evalúa y define estos mismos residuos para su posterior reciclado en productos del sector de la construcción, como aislantes térmicos para edificaciones y elementos constructivos no estructurales.