Vivir con una enfermedad intestinal crónica supone un reto diario que va mucho más allá de los síntomas físicos. La enfermedad de Crohn, una patología inflamatoria que puede afectar a cualquier parte del aparato digestivo, obliga a quienes la padecen a modificar su estilo de vida y a mantenerse en constante diálogo con su cuerpo y con los especialistas que los acompañan.
“La enfermedad de Crohn es imprevisible y puede tener un impacto muy significativo en la calidad de vida del paciente, especialmente si no se diagnostica y trata a tiempo”, explica el Dr. Juan Arenas, jefe del servicio de Aparato Digestivo de Policlínica Gipuzkoa.
En su opinión, el seguimiento médico individualizado y la educación del paciente son dos pilares esenciales para controlar la enfermedad y reducir las complicaciones.
Inicio temprano y curso imprevisible
El diagnóstico suele llegar en edades tempranas —entre los 15 y los 35 años— y se caracteriza por la alternancia de brotes y periodos de remisión. Dolor abdominal, diarrea persistente, fatiga, pérdida de peso o incluso fiebre son algunas de las manifestaciones más habituales. Aunque la causa exacta aún no se conoce, se cree que la enfermedad de Crohn está vinculada a una respuesta anómala del sistema inmunitario en personas genéticamente predispuestas.
Dolor abdominal, diarrea persistente, fatiga, pérdida de peso o incluso fiebre son algunas de las manifestaciones más habituales de la enfermedad de Crohn
La evolución de la enfermedad varía de un paciente a otro. Hay quienes presentan formas leves y logran controlar los brotes durante largos periodos, mientras que otros requieren hospitalización e incluso cirugía. De ahí la importancia del diagnóstico precoz y del acceso a tratamientos personalizados, que incluyen desde medicamentos antiinflamatorios hasta terapias biológicas.
La Crohn no solo afecta al aparato digestivo. Su imprevisibilidad condiciona la vida social, laboral y familiar de quienes la padecen. La fatiga crónica, los cambios en el ritmo intestinal o el dolor pueden provocar frustración, inseguridad y sentimientos de aislamiento. Los especialistas insisten en que atender al componente emocional resulta tan importante como tratar los síntomas físicos.
El abordaje integral, por tanto, incluye estrategias de apoyo psicológico, la participación en grupos de pacientes y un acompañamiento constante por parte del equipo sanitario. Se busca que la persona no solo controle la enfermedad, sino que recupere la confianza para llevar una vida lo más plena posible.
Reducir el consumo de ultra procesados, grasas saturadas y alcohol mejora el bienestar digestivo. Durante los brotes, se suelen recomendar alimentos fáciles de digerir y, en algunos casos, una reducción de la fibra
Alimentación y hábitos de vida, aliados del control
La dieta desempeña un papel fundamental en la convivencia con la enfermedad. No existe un patrón único válido para todos los pacientes, pero sí pautas generales. Reducir el consumo de ultra procesados, grasas saturadas y alcohol mejora el bienestar digestivo. Durante los brotes, se suelen recomendar alimentos fáciles de digerir y, en algunos casos, una reducción de la fibra.
“Trabajamos estrechamente con los nutricionistas para diseñar pautas individualizadas. No se trata solo de eliminar alimentos, sino de entender qué le sienta bien a cada paciente y cuándo”, subraya el Dr. Arenas. El objetivo es evitar carencias nutricionales y favorecer una recuperación más rápida tras cada episodio.
Además, la práctica de ejercicio moderado, el descanso adecuado y el manejo del estrés contribuyen a reducir la frecuencia e intensidad de los brotes. Técnicas como la meditación, el yoga o la respiración consciente se han convertido en herramientas complementarias útiles.
El abordaje integral, por tanto, incluye estrategias de apoyo psicológico, la participación en grupos de pacientes y un acompañamiento constante por parte del equipo sanitario
Aunque la enfermedad de Crohn no tiene cura, los avances médicos y un mejor conocimiento de la patología permiten hoy a muchos pacientes mantener una vida activa. La clave está en la información, el cumplimiento del tratamiento y la implicación en el autocuidado.
El trabajo coordinado entre especialistas en digestivo, nutricionistas y psicólogos ofrece un acompañamiento completo que va más allá de la mera atención clínica. Con este enfoque multidisciplinar, convivir con la Crohn deja de ser un obstáculo insalvable y se transforma en un proceso de adaptación continuo que brinda la posibilidad de mirar al futuro con esperanza.