En la actualidad, la economía circular está cada vez más presente en el día a día y se va implementando, sobre todo, en la industria y el comercio. Es un concepto económico que se interrelaciona con la sostenibilidad, cuyo objetivo es que el valor de productos, materiales y recursos se mantenga durante el mayor tiempo posible y se reduzca al mínimo la generación de residuos.

En resumen, se trata de implementar una nueva economía basada en “cerrar el ciclo de vida” de materiales, productos, servicios, residuos, agua y energía, cuyo objetivo es la eficiencia en el uso de los recursos. La economía circular es generadora de empleo, de hecho, la gestión de residuos supone en España miles de puestos de trabajo, además consigue convertir los residuos en nuevas materias primas.

Entre estos residuos, el plástico es uno de los que más que se está hablando, entrando en temas como su reciclaje, su reutilización o incluso en la prohibición de algún tipo específico. Respecto a esto último, cabe destacar que el Parlamento Europeo quiere prohibir los plásticos de un solo uso para 2021, pues según la Comisión Europea, más del 80% de la basura marina son plásticos.

Según la Comisión Europea, más del 80% de la basura marina son plásticos 

Hablar del reciclaje de plásticos es un tema complejo porque hay muchos tipos. En 1988, la Society for Plastic Industry creó un sistema para identificar los distintos envases plásticos que sigue en vigor hoy, basado en un triángulo con un número en su interior, que es una adaptación del círculo de Möbius (símbolo internacional de reciclaje que tiene su origen en 1970).

En total, hay siete tipos: PET (polietileno tereftalato), que está en la mayoría de botellas de agua y envases alimentarios, es muy transparente y uno de los que se suelen reciclar como tejidos sintéticos; PEAD (polietileno alta densidad) es el más resistente de los polietilenos y se usa para botellas de productos de limpieza, cosmética, leche, zumos, etc., para capas de tetrabricks (75% de cartón, 20% de plástico y 5% de aluminio) y bolsas más resistentes; PVC (policloruro de vinilo) es el más peligroso en todas sus etapas -producción, uso y desecho-, está en tuberías, cables, botellas de detergente, canalones y algunas clases de film transparente; PEBD (polietileno baja densidad) es la versión más elástica del polietileno y se usa para film adhesivo, bolsas o botellas de plástico blando, por ejemplo; PP (polipropileno) puede soportar la presión repetitiva de abrir y cerrar, por eso se suele usar en tapones y tapas, así como en botes de ketchup, recipientes de yogurt o envases de margarina, junto al PET es el más fácil de reciclar, dando lugar a cajas, contenedores o muebles; PS (poliestireno) es fácil de reconocer cuando se hincha y se convierte en la denominada marca Porexpán, es un gran aislante y sirve para bandejas de comida, estuches de CD’s o cubiertos desechables; y otros plásticos que se desconoce su composición y por tanto, no se pueden reciclar.

El reciclaje de plásticos es un proceso difícil y costoso: hay que identificar cada tipo y separarlo del resto

Conviene subrayar que el reciclaje de plásticos es un proceso difícil y costoso, pues los distintos tipos no se pueden reciclar juntos, sino que hay que identificarlos y separarlos. Asimismo, interviene la cuestión de la seguridad alimentaria: los tipos dos, tres, cinco y seis no se pueden reciclar para obtener nuevos envases de comida y en España, el PET se puede usar de nuevo para botellas de agua y de refrescos si tiene un mínimo de 50% de plástico no reciclado. Por todo esto, los plásticos se suelen convertir en productos que no tienen nada que ver con el original, como: telas, lonas, cuerdas, hilos, paneles, contenedores, maderas plásticas, tuberías, vallas, papeleras, cubos, bolsas, material de edificación, aislamiento térmico… Además, gran parte del plástico usado que se recupera en Europa se quema para producir energía.

Reciclar está bien, pero no es suficiente. Algunos expertos, hablaban de ‘las tres erres’ (reducir, reusar y reciclar), que después pasaron a ser cinco (rechazar, reparar, reducir, reusar y reciclar), y últimamente, se habla de siete (reflexionar, rechazar, reparar, reducir, reusar, reciclar y reclamar).

Los plásticos se suelen convertir en: telas, lonas, cuerdas, hilos, paneles, contenedores, maderas plásticas, tuberías, vallas, papeleras, cubos, bolsas, material de edificación, aislamiento térmico... 

El pasado octubre, se celebró en Madrid la ‘IV Jornada sobre plásticos y economía circular: sostenibilidad y reciclado’, organizada por AIMPLAS (Instituto Tecnológico del Plástico dedicado a dar soluciones para empresas del sector) y CICLOPLAST (sociedad sin ánimo de lucro que promociona el reciclado de plásticos). Dicho foro reunió a diferentes administraciones públicas y a todos los actores de la cadena de valor del plástico (productores de materia prima, transformadores, recicladores, sector de la distribución y consumidores), donde debatieron cuál debe ser el papel de cada agente para lograr los objetivos de la estrategia de plásticos de la Unión Europea (entre ellos, una tasa de reciclado de envases del 55% en 2030), así como los retos de futuro y oportunidades que la economía circular plantea a las empresas.

William Neale, asesor sobre Economía Circular de la Comisión Europea, consideró que además de en los objetivos, se debe trabajar en la demanda del reciclado y en aumentar su calidad. Para ello, será necesario cuadruplicar la capacidad de reciclaje de plásticos en Europa con una fuerte inversión, desarrollo de proyectos de I+D y más colaboración entre los distintos agentes de la cadena.

El compromiso voluntario ‘Plastics 2030’ quiere lograr un 60% de reutilización y reciclaje de envases plásticos en la UE. El objetivo: llegar al 100% en 2040

España está entre los cinco primeros países de la UE con mayor índice de reciclado de plásticos: el 37%, pero la valorización energética solo supone un 17% (desperdiciando bastante energía en los vertederos). Ignacio Marco, director general de PlasticsEurope para la región Ibérica, recordó que la industria de las materias primas plásticas en Europa genera más de un millón y medio de empleos a través de unas 60.000 empresas. Además, aprovechó la ocasión para presentar el compromiso voluntario ‘Plastics 2030’, que pretende lograr un 60% de reutilización y reciclaje de envases plásticos. El objetivo es reutilizar, reciclar o recuperar el 100% de los envases de plástico de la UE en 2040, o sea, incrementar su circularidad y la eficiencia en el uso de los recursos.

En la ‘IV Jornada sobre plásticos y economía circular: sostenibilidad y reciclado’, también se habló de iniciativas innovadoras. Total explicó su investigación para reciclar cajas de pescado de EPS en nuevos envases alimentarios, bajo el proyecto europeo ‘Life EPS-SURE’. Plásticos Romero mostró su sistema de valorización de residuos de films multicapa. Sabic compartió su experiencia en reciclaje químico de alta calidad para obtener polímero original a partir de residuos plásticos. AIMPLAS presentó el proyecto ‘LIFE RECYPACK’ para promocionar la economía circular de los residuos de envases comerciales de plástico en zonas urbanas. Coexpan mostró el desarrollo de nuevos productos de packaging más sostenibles, que incluyen más plástico reciclado: envases alimentarios de PET o cápsulas de café con plástico biodegradable. Lyondellbasell habló de su compromiso con el desarrollo de un modelo de negocio ampliamente sostenible y presentó productos circulares de calidad. Y por último, asociaciones de fabricantes de plásticos: ASOBIOCOM mostró los avances en plásticos de origen vegetal, biodegradables y compostables; y AVEP, casos de éxito de empresas que han implantado la economía circular de los plásticos.

El Encuentro Anual de Recicladores Plásticos europeos se centró en la mejora de los sistemas de recogida y en la calidad de los residuos

Paralelamente, cabe destacar el Encuentro Anual de Recicladores Plásticos europeos, que se celebró los días 11 y 12 de octubre en Portugal, con el lema ‘Mayor recolección: piedra angular para mayores tasas de reciclajes’, poniendo el acento en la mejora de los sistemas de recogida y en la calidad de los residuos. Claro que una mayor recolección debe combinarse con medidas, como el diseño para el reciclaje de los nuevos productos, desarrollo de estándares y clasificación, y estimular el uso de productos reciclados.

A finales de octubre, 250 grandes empresas (representan el 20% de la producción de embalajes plásticos del mundo) se comprometieron para reciclar todo el plástico en 2025, es decir, que el 100% de los plásticos que se usen sean reutilizables, reciclables o convertibles en compost. ¿El motivo? Porque es un problema para la naturaleza: ocho de las 335 millones de toneladas de plástico que se produjeron el año pasado acabaron en los mares. De hecho, sus micropartículas han formado islas flotantes en los océanos y se calcula que el 90% de las aves marinas tiene fragmentos de plástico en el estómago. Partículas que pueden estar pasando a las personas, según indica un estudio piloto.

Entre las compañías firmantes del compromiso, presentado en la conferencia Our Ocean 2018 de Bali, están Danone, Coca-Cola, Carrefour, Inditex, Nestlé, H&M, L’Oréal, Unilever o grandes productores de embalajes y otros plásticos como Amcor o Novamon. Un compromiso que no es baladí y más cuando Greenpeace alerta de que al ritmo actual, la producción de plástico se cuadruplicará para 2050. China es el principal fabricante, seguido de Europa, Norteamérica y Asia, y sólo el 9% de estos residuos acaban siendo reciclados. Un panorama que muchos están tratando de cambiar.