La falta de acuerdo sobre la financiación federal ha devuelto a Estados Unidos al escenario del cierre de gobierno, que supone que miles de empleados públicos se han tenido que marchar a casa hasta que llegue a buen puerto la negociación entre republicanos y demócratas.

El último cierre se produjo en el año 2018, siendo también presidente Donald Trump y duró más de un mes. La razón, al igual que en este caso, fue la negativa de los demócratas, sumidos en la radicalidad desde hace muchos años para alcanzar un acuerdo.

No obstante, en este caso, el encallamiento de la negociación adquiere una derivada política más interesante, por cuanto la negativa progresista obedece también a la cada vez más visceral lucha interna entre el histórico establishment progresista, y el cada día más influyente sector de izquierda radical.

Supuestamente, la razón oficial es que los demócratas persiguen una extensión de los créditos fiscales del Obamacare, que están a punto de expirar.

Sin embargo, esta motivación ha sido desechada por el vicepresidente de Estados Unidos J.D. Vance quien ha recordado que “Los demócratas dicen que les importa mucho reducir los costes de la atención médica, pero cuando el presidente Trump tomó la histórica decisión de colaborar con las farmacéuticas para reducir los precios de los medicamentos recetados, los demócratas no hicieron nada para ayudarnos”.

Y Vance ha ido más allá, asegurando que El gobierno se paraliza porque Chuck Schumer teme un desafío de Alexandria Ocasio Cortez en las primarias”.

Y, probablemente no le falta razón, el senador por Nueva York Chuck Schumer, actual líder de la minoría demócrata en el Senado, que lleva casi una década como jefe de su partido en la Cámara Alta, teme que la congresista, también por el estado de Nueva York, Alexandria Ocasio Cortez, le desafíe en las primarias del partido, y le pueda arrebatar el escaño que ocupa desde hace casi tres décadas.

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Y el temor es razonable, Ocasio Cortez, lidera junto a la congresista por Minnesota, la musulmana Ilhan Omar, el denominado Squad, el cada día más influyente grupo de legisladores demócratas pertenecientes al colectivo antisistema y de izquierda radical.

El mejor ejemplo lo tenemos en las elecciones a la alcaldía de Nueva York, que suponían el regreso a la primera línea política de Andrew Cuomo, exgobernador de Nueva York, e hijo del también gobernador neoyorquino Mario Cuomo, paradigma de líder progresista de la formación demócrata quien, sin embargo, se vio derrotado en las primarias demócratas por el joven Zohran Mamdani, autodefinido como socialista y musulmán, que recibió el apoyo de Ocasio Cortez y el Squad, entre cuyas posiciones destaca su escepticismo hacia las fuerzas policiales y en política exterior, ha calificado al Estado de Israel como genocida y propulsor del apartheid. Pero sin duda, entre las propuestas más inquietantes del demócrata está la de elevar los impuestos a los "barrios más ricos y blancos", si resulta elegido. Unas afirmaciones ciertamente insólitas, que podrían incluso considerarse como racistas hacia los neoyorquinos de raza blanca.

Esperan unos días de arduas negociaciones, por cuanto los republicanos tienen una mayoría de 53 a 47 senadores, pero necesitan llegar a los 60 votos para romper el bloqueo demócrata, y por el momento sólo tres legisladores demócratas están dispuestos a alcanzar un acuerdo.