Informa Friday Fax, el Papa Francisco en su discurso anual a los diplomáticos extranjeros en la Santa Sede criticó a los países occidentales y a la ONU por promover la ideología de género y el aborto.

La educación “requiere mostrar respeto integral por la persona, y por su fisonomía natural, y evitar la imposición de una visión novedosa y confusa del ser humano”, aseguró Francisco. Además, hizo referencia en su discurso a lo que llamó "la actual tercera guerra mundial en lucha por partes".

En su discurso también se refirió al aborto: "La paz requiere ante todo la defensa de la vida, un bien que hoy está amenazado no solo por los conflictos, el hambre y la enfermedad, sino con demasiada frecuencia incluso en el seno materno, mediante la promoción de un supuesto derecho al aborto".

Y añadió que nadie "puede reclamar derechos sobre la vida de otro ser humano, especialmente uno que es impotente y por lo tanto completamente indefenso" e hizo un llamamiento a los gobiernos a proteger "los derechos de los más débiles y de combatir la cultura del descarte que también afecta trágicamente a los enfermos, los discapacitados y los ancianos". 

El Papa Francisco lamentó cómo "en los últimos tiempos, los diversos foros internacionales han visto un aumento de la polarización y los intentos de imponer una sola forma de pensar". Lo que advirtió que está cerca de convertirse en "totalitarismo ideológico que promueve la intolerancia hacia aquellos que disienten de ciertas posiciones que dicen representar el progreso". 

Y denunció cómo “se han gastado más y más recursos en imponer formas de colonización ideológica, especialmente en los países más pobres, y conectar directamente la prestación de ayuda económica a la aceptación de tales ideologías”. Pidiendo que se reforme el sistema de las Naciones Unidas para que sea “verdaderamente representativo de las necesidades y sensibilidades de todos los pueblos, y que se eviten procedimientos que den más peso a algunos, en detrimento de otros”.

El Papa Francisco también ha recordado a los cristianos perseguidos y aseveró que la libertad religiosa "no puede reducirse simplemente a la libertad de culto", y que cada persona debe ser capaz de "actuar de acuerdo con su propia conciencia, también en la pública y en el ejercicio de su profesión". Dijo que estaba mal “culpar a la religión por los diversos conflictos dentro de nuestra familia humana” y que “el cristianismo es una fuerza para la paz, ya que fomenta la conversión y el ejercicio de la virtud”.

El Papa Francisco lamentó el terrible panorama demográfico que se nos avecina, "Trágicamente, cada vez somos más testigos de la aparición de un “miedo” a la vida, que se traduce en muchos lugares en un miedo al futuro y una dificultad para crear familias y traer hijos al mundo".